Sr. Director: 
Ante las sistemáticas acusaciones interesadas y sin fundamento y, en un mundo que ha dejado de asombrarse ante el misterio de la vida, la Iglesia dirige con gozo una palabra de confianza en el ser humano, de consuelo ante el dolor de las madres en situación de riesgo y de acogida y sanación a las mujeres que han abortado.

 

Y es que la Iglesia cree en el hombre, acoge el don de la vida y busca la mejor respuesta ante un drama que convierte a las mujeres y a los no nacidos en víctimas silenciosas. La pelea en favor de la vida de cada ser humano no está perdida, pese al aparente triunfo de la mentalidad abortista, si somos capaces de ofrecer con el testimonio de las obras, la opción radical en favor de la vida.

La condena del aborto adquiere un mayor relieve estos días en los que se reúnen en Sevilla los que ven en el aborto un negocio y buscan la manera de que este aumente. 

Suso do Madrid