Michael Clayton trabaja en un famoso bufete de Nueva York pero no ejerce de abogado sino como investigador- mediador de conflictos. Pero toda su vida se tambalea cuando un amigo suyo, socio del despacho, empieza a dar muestras de cierta inestabilidad mental agravada por la fijación que tiene con un caso que defiende y que pone contra las cuerdas a una importante multinacional farmacéutica. Michael se verá inmerso en un cruce de intereses en el que tomar partido por la causa equivocada puede conducir a la muerte.

     Tal como se lo he contado seguro que les parece un argumento que puede tener gancho. El problema de Michael Clayton (una mezcla entre Erin Brockovich y El jardinero fiel) es que el guión y  el montaje de la película son tremendamente confusos hasta tal punto que los primeros 40 minutos de metraje cualquier espectador avezado se encontrará descolocado: no entenderá casi nada.

     En la producción de este relato de denuncia se encuentra el actor George Clooney junto con su amigo, el director Steven Soderbergh, lo que trae a la memoria que ambos ya han colaborado juntos en varias películas de complicado entendimiento (recuerden Solaris o la más reciente Syriana) o, si lo prefieren, algo complicadas.

     El veterano actor Tom Wilkinson está magnífico en esta trama oscura sobre, como anuncia la publicidad, "corrupción, mentiras y engaños".

Para: Los que les gusten los largometraje de denuncia y no les importe que su desarrollo sea confuso