• Unos griegos muy enfadados con Alemania por los ajustes exigidos para su rescate.
  • El coche bomba de ayer en el Banco de Grecia no es un buen precedente para el viaje de la canciller alemana.
  • Por eso, Atenas está tomada por la policía.
  • Eso sí: Merkel concretará un fondo de ayuda a las pymes helenas, que contará con una buena inyección de capital alemán.
El 'mosqueo' de los griegos con los alemanes no viene de ayer, sino de mucho antes. Viene de los ajustes que Alemania impuso a Grecia como condición para su rescate. Algunos de ellos -todo hay que decirlo- justos, pues la picaresca griega llegó a límites insólitos para, por ejemplo, seguir cobrando pensiones (no comunicar los fallecimientos de los jubilados), etc.

Pero junto a eso, los duros ajustes, como siempre pagados por las clases medias y trabajadores, han creado un caldo de cultivo de malestar social que tuvo su expresión en el coche bomba que estalló en el centro de Atenas, ante las puertas del Banco de Grecia, que si bien no causó víctimas, sí dejó numerosos daños materiales.

Por eso, Atenas espera hoy viernes la llegada de la canciller alemana, Angela Merkel, convertida en un bastión de seguridad y con la mirada puesta en el grado de respaldo que Alemania está dispuesta a ofrecer al proceso de reformas de Grecia.

Algo así como un tutelaje alemán del lento comienzo de la salida de la crisis griega.

Eso sí: a Merkel hay que reconocerle el fondo de ayuda a las pymes helenas, que contará con una buena inyección de capital alemán. A cada uno lo suyo.

Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com