El cierre de las centrales anteriores a 1980 afectaría al 32% de la producción eléctrica de Alemania

La fuerza de los verdes y la proximidad de las elecciones en Alemania han hecho que el desastre de Japón impulsara algo más que un debate sobre la energía nuclear. La canciller alemana ha ordenado una moratoria de tres meses para la anunciada extensión de la vida de sus reactores y la parada de las centrales anteriores a 1980, extendiendo así las dudas por toda Europa.

Se cambian las tornas, porque en España Zapatero ha tenido el acierto de pedir prudencia. El presidente español, caracterizado por su aversión a la nuclear tuvo que admitir recientemente la prórroga de la vida útil de las centrales españolas sin que mediara otro criterio que el de la nuclear. Lo hizo disimuladamente, votando a favor de una enmienda de CiU a la Ley de Economía Sostenible, porque la crisis hacía necesaria la búsqueda de electricidad barata.

En nuestro país la central más antigua es Garoña (1971), a la que se ha fijado fecha de cierre. Las otras siete centrales iniciaron su funcionamiento entre 1981 y 1988.

Los principales afectados por el parón nuclear en Alemania son E.ON y RWE. La primera  deberá cerrar tres centrales nucleares, lo que supone 2.480 MW netos, 28% de su capacidad nuclear y un 3% de su capacidad total. Por su parte RWE cerrará dos centrales, con capacidad de generar 2.394 MW, 40% Capacidad nuclear y 4,7% de su total. El cierre afectaría al 32% de la producción eléctrica de Alemania.

Mariano Tomás

mariano@hispanidad.com