• Los alemanes consideran que Mario Draghi se ha unido a las tesis de Sarkozy a espaldas de Berlín.
  • El manguerazo del Banco Central no supone otra cosa que la monetización de la deuda pública: pan para hoy y hambre para mañana. 
  • No servirá para que fluya el crédito sino para que los bancos compren más deuda emitida por los gobiernos.
  • Así, el peligro no es la inflación sino una nueva burbuja de deuda soberana.

A pesar de las advertencias de Angela Merkel, el Banco Central Europeo (BCE), cuyo nuevo presidente es el italiano Mario Draghi, ha abierto la manguera y ha inundado de liquidez a los bancos europeos. No para que presten dinero a sus clientes y reactiven la economía, sino para que cumplan sus vencimientos y para que sigan comprando la deuda soberna que emiten los políticos.

A los alemanes no les ha gustado nada y amenazan con una nueva crisis en el seno de la Unión. Y en algo tiene razón: lo que está haciendo Supermario, como se conoce al nuevo presidente italiano del BCE, Mario Draghi, no es otra cosa que monetizar la deuda. Por un parte, fabrico dinero pero es dinero para comprar la deuda que fabrican los Estados miembros. De ahí a una relajación en la emisión de títulos públicos y, en resumen, a una mayor burbuja de deuda soberana sólo hay un paso.

La política de Draghi es pan para hoy y hambre para mañana, al menos si no se conjuga con una ortodoxia fiscal autoimpuesta, y los gobiernos no son muy amigos de la ortodoxia. En una Europa en crisis, el peligro no es la inflación sino la crisis de la deuda, que comenzara con Grecia.

Además, los alemanes consideran que Draghi se ha unido a las tesis de Nicolás Sarkozy, que ha impuesto sus criterios a espaldas de lo acordado en las cumbres europeas. Ahora, a Berlín sólo le queda el recurso a endurecer la ortodoxia fiscal.

En cualquier caso, monetizar la deuda es una forma de hacerse trampas en el solitario.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com