• La canciller alemana ha aprovechado su viaje a Canadá para insistir en su sofisma: sí a la unión fiscal –la que le conviene a Alemania- no a la unión monetaria –que le perjudicaría.
  • Merkel ha querido acallar las críticas del ex canciller Schröder quien le acusa de extorsionar a los griegos.
  • Mientras tanto, en España se interpreta la subida de la bolsa como un triunfo de Merkel y se continúa considerando al BCE como el salvador que llega.
  • Y eso sí: en el entretanto, Europa en recesión.

Los alemanes actúan como el escorpión: se están picando a sí mismos con tal de emerger sobre le resto de la Unión Europea, al menos de los 17 países del euro.

Y así con una Europa en recesión, aunque no Alemania, la canciller teutona, Angela Merkel (en la imagen), de viaje por Canadá, ha apoyado a Mario Draghi, presidente del BCE, uno de sus peones, para destruir a la economías mediterráneas y favorecer los intereses alemanes. A día de hoy, nadie sabe en Europa cuáles van a ser esas famosas medidas de Draghi para reflotar Europa y tranquilizar a los mercados, pero Merkel apunta a ellas con entusiasmo. Y mientras, Draghi se niega a comprar deuda italiana o española y los naturales de las dos potencias mediterráneas se las ven y se las desean para salir adelante.

Con un sofisma digno de un francés cartesiano, más que de una alemana nietzscheniana, Merkel ha asegurado que está por la unión fiscal –la que beneficia a Alemania, y que consiste en impuestos altos y déficit público contenido- mientras abomina de la unión monetaria, que no consiste la moneda única sino en una única deuda pública, a lo que Alemania se niega: está muy cómoda financiándose al 1% cuando a España se le obliga a pagar el 7%.

Y mientras, los voceros más dóciles del Imperio alemán aseguran que la subida de la bolsa durante las dos últimas operaciones de la semana, así como la tenue reducción de la prima de riesgo como el triunfo de las ideas de Merkel.

Y en el entretanto, Europa en recesión. Bueno, Alemania no, aunque sólo por el momento. Si el escorpión pica a su transporte se hunde con él en el río.

Hasta el propio excanciller alemán Schröder ha pedido a Berlín que deje de extorsionar a los griegos. Merkel se ha apresurado a responderle: obliga a los griegos, y en breve a españoles e italianos, a sufragar una deuda con una rentabilidad imposible de mantener en el tiempo. De eurobonos, nanai de la china.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com