A 31 de diciembre, España tenía 2 millones de parados, 120.000 menos que un año antes, lo que supone que están en paro el 10,4% de la población activa, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), dados a conocer el viernes 28. Ha sido, por tanto, un buen año para el empleo, aunque continuamos lejos del paro técnico del que disfrutan Estados Unidos y Gran Bretaña, siempre rondando el 5%. Aunque, según el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, el paro masculino está muy cerca del pleno empleo, situándose en el 7,6%.

Quizás lo mejor sea que esa rebaja del paro se consiguió con un crecimiento económico inferior al 3%, históricamente considerado el umbral a partir del cual la economía española comenzaba a crear empleo neto.

Eso sí, en el lado oscuro, esa reducción del desempleo se consigue gracias a una elevada rotación del empleo, a empleo precario y retribuciones bajas. Es decir, que no vamos mal en cantidad, pero fatal en calidad. No deja de ser la mejor radiografía actual de la economía española.

No obstante, el Gobierno está eufórico con los datos, ya que la previsión de creación de puestos de trabajo lo estableció en los 400.000 empleos y se han creado 460.000. Un dato que confirma que la política económica del Gobierno es correcta, en opinión de la vicepresidenta.