Menores que violan a menores con la crueldad propia de la majadería adolescente. En Radio Nacional, guardiana de las esencias progresistas, se llevan las manos a la cabeza: La sociedad se pregunta qué ocurre para que suceda esto. Naturalmente, la primera propuesta a la modernidad le encanta la burocracia- es cambiar la ley del menor, se supone que para una mayor dureza. Y es cierto, hemos sido muy blandos en la educación de los menores y muy blandos en la represión de menores y mayores. Pero la ley sólo sirve para castigar e intimidar al aspirante a delincuente. La ley no hace buenos ciudadanos, sólo castiga a los malos

Ahora bien, dicho esto: ¿Qué esperaban? ¿A qué vienen tantas preguntas si la respuesta es evidente? Les hemos atiborrado a los chavales de pornografía, al pudor le llamamos mojigatería, nos hemos reído de la pureza, la muchacha casta es una estrecha, en televisión se copula como se respira, y quien no hace bromas obscenas es un antiguo, probablemente del Opus.

Más: llevo años sin escuchar un argumento tan simple como que las relacione sexuales son algo tan profundo, tan íntimo que no pueden ser abordadas sin un compromiso. Antes al contrario, la norma es la banalización del sexo. Lo natural consiste en copular, lo antinatural, en la represión de la sexualidad.

Educación para la Ciudadanía les enseña en el colegio, con la vitola de asignatura académica, que deben elegir entre la penetración vaginal o la anal y que ambas están de rechupete. La niña que no enseña sujetador y bragas es una mora y toda mujer recuerdo cuánto se repitió esta memez tras conocerse el compromiso matrimonial de SAR Felipe de Borbón y doña Letizia Ortiz- del siglo XXI es decir, moderna y emancipadas- tiene pasado y que no pasa nada por tener pasado, la aspiración de muchas adolescentes es llegar a modelo y la patología de moda es la anorexia, las madres tienen miedo a educar a sus hijas porque quizás tienen pasado y los padres consideran que a sus hijos no les respetarían si les hablan de castidad y porque no están seguros de poder predicar con el ejemplo. Al final, todo consiste en una separación entre sexo y amor y, en consecuencia, en una extinción total de la donación, de la entrega, del compromiso. De hecho, algunos consideran que los únicos que deberían casarse son los curas.

Si les hemos enseñado esto, ¿qué esperabais? Los adolescentes, los menores, hacen lo que ven. Incapaces de calibrar las consecuencias de sus actos imitan la actitud de sus mayores, los que se dejan llevar por los instintos, en una sociedad que ha declarado que lo que puede hacerse debe hacerse y no debe ser prohibido. Pues aquí tenéis el resultado.

¿Volverá a suceder lo de Baena (Córdoba) e Isla Cristina (Huelva)? Por supuesto que sí, Hay que ser muy estúpido para negarlo. Y no sólo eso: no sólo aumenta la barbaridad de una violación, sino que lo que crece es la crueldad con la que sea realiza. Nuevamente, una deficiente mental ha sido una de las víctimas. Violar a una deficiente representa un grado más en la escalada de crueldad de los autores. La víctima no representa para ellos sino un trozo de carne, un ser indefenso física y psíquicamente. Y como se defendía, se le podía y debía humillar hasta el holocausto.

Por cierto, la batería de titulares del mismo espacio de RNE (Diario hablado de las 20,00 horas, lunes 20 de julio), nos lanzaba una anuncio en el que se animaba a los jóvenes a practicar el sexo seguro, que significa eso que está usted pensando, para no contraer el sida. Segundos antes, el locutor se había preguntado el porqué de tan terribles hechos.

Qué cosas ocurren en la especie humana: vendes desamor y te salen pre-adolescentes desamorados, es decir, degenerados, es decir, desquiciados. ¿Por qué será?

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com