La operadora inventa el ‘outmanagement': Consultoras, bufetes y bancos de inversión gestionan la compañía

Literalmente ‘outsourcing' debería traducirse como fuentes externas o recursos exteriores. La verdad es que el término español subcontratación (de empresas o de trabajadores, vía ETT) resulta mucho más adecuado. El caso es que la subcontratación se ha convertido en el instrumento más adecuado para explotar al trabajador, y pagar menos por un mismo trabajo, lo suficiente como para que el intermediario (sea empresa proveedora o sea ETT) se lleve su comisión. De esta manera, a la empresa "paganini" le puede incluso salir más caro, pero no se compromete con mano de obra alguna.

Ahora bien, con la llegada del siglo XXI, la principal compañía española, Telefónica, ha descubierto el "outmanagement", o gestión externa de la empresa, a través de tres tipos de empresas externas permanentemente contratada por las grandes corporaciones: consultorías, despachos de abogados y bancos de inversión.

Recuerden la vieja definición de consultor: un hombre que te pide el reloj para decirte la hora y luego se lleva el reloj. No obstante, si el ‘outsourcing' sirve para fastidiar al trabajador, aún se entiende menos el ‘outmanagement'. En pocas palabras: ¿Para que sirve el equipo directivo, si el trabajo de gestión lo hace un externo? Telefónica, por ejemplo, tiene contratadas a todas las grandes de la consultoría en España (McKinsey, Boston, Indra, etc), pero especialmente a la primera. En conjunto, McKinsey se llevará este año entre 30 y 35 millones de euros de la operadora, a pesar de que César Alierta ha obligado a reducir el gasto en consultoría en un 25%. Y de hecho, durante el mandato Juan Villalonga, donde todo se centralizaba en la Presidencia, hubo años en que McKinsey facturó por encima de los 100 millones de euros.

Por una parte, McKinsey está contratada tanto por Telefónica Internacional y por Telefónica España. Ahí estamos hablando de una facturación fija (para ser exactos de dos facturaciones), cuya suma total alcanza los 25 millones de euros anuales. A cambio de lo cual McKinsey pone permanentemente a disposición de Telefónica 10 consultores, encabezados por el mexicano Rolando Balsinde y por Tomás Calleja, a disposición de ambos subgrupos de Telefónica. En concreto, Calleja se ha convertido en la sombra de Julio Linares, máximo responsable de telefonía fija del grupo.

Pero es que hay más. Terra y TPI tienen contrato con McKinsey, por un coste de 250.000 euros al mes, por un mínimo de seis meses renovables. Lo más gracioso es que Terra les ha contratado para diseñar el proyecto de Terra en la red, la llamada estrategia de buscador, que es lo mismo para lo que les ha contratado TPI Páginas Amarillas. A lo mejor, ambos desarrollos se parecen. Y también resulta gracioso que Terra haya contratado a McKinsey para vender Lycos, cuando lo cierto es que fue McKinsey quien aconsejó a Villalonga comprar Lycos.

Sigamos con la gestión externa. Además de una consultora, se necesita, ya lo decía el protagonista de la "Lista de Schindler", un buen abogado. Por eso, Telefónica tiene un despacho favorito, que, no se lo van a creer, es Uría y Menéndez. Un despacho que podía formar un batallón con su equipo de ex jueces y otro con el de apellidos ilustres. Por ejemplo, socio de Uría y Menéndez es Luis Figaredo, primo del actual director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato. En nómina, de Rodrigo Uría, también figurar Salvador Sánchez Terán, hijo de un histórico de Telefónica y ex ministro de su mismo nombre, y hasta Luis de Carlos, nieto del presidente del que fuera Real Madrid. Pues bien, fuentes internas de la Compañía aseguran que los trabajos de Rodrigo Uría para Telefónica le pueden costar a la empresa presidida por César Alierta más de 15 millones de euros en este año. La tarea de repartir juego es, en este caso, de Antonio Jesús Alonso Ureba, secretario general y del Consejo.

Y luego están los bancos de inversión, esenciales para comprar, vender y ofrecer por la mañana las fusiones que se les han ocurrido el día anterior (sin mandato de venta, naturalmente). En Telefónica, y desde la salida de Fernando Abril- Martorell, el responsable de este nuevo segmento de gastos externos es Santiago Fernández Valbuena, director general de Finanzas, un tipo que, a sus cuarenta y pocos años, lleva colgados de la pechera todos los títulos posibles y alguno más, y que habla mejor el inglés que el castellano. Como procedente de la banca de inversión, no hay peor cuña que la de la propia madera, Valbuena no quiere saber nada de los bancos de inversión, pero, sea por la inercia de los grandes monstruos, o sea por presiones de otros departamentos, el banco de moda en Telefónica es la división de inversión del gigante americano Citigroup.

Es sabido que la historia de la City en España es un fracaso permanente, pero, sobre todo, en banca al por menor. En la banca corporativa y de inversión es otra cosa. En Telefónica se mima mucho al hombre clave de la City, Federico López Quesada, casado con Cristina de Borbón-Dos Sicilias, prima del Príncipe de Asturias, y con cuya amista se honran Fernando Almansa, hombre de Telefónica y antes jefe de la Casa del Rey, y el incombustible Francisco Bergia, director general de Telefónica.

Pero es que hay más. López Quesada recibe desde Londres el apoyo de Enrique Used (junior), hijo de Enrique Used (senior), multiconsejero de Telefónica: Do you understand?

Claro que no hay que preocuparse. Si se impone el ‘outmanagement', los directivos de las grandes corporaciones no se quedarán sin trabajo. Ocuparán su tiempo contratando a consultores, bufetes y bancos de inversión y, naturalmente, pagándoles.

‘Outmanagement': la gestión líder en el siglo XXI. Pregunten en Telefónica.

Quizás todos estos revolucionarios cambios podrían venir propiciados por el shock producido por todo el Consejo y equipo directivo de Telefónica, cuando, en la reciente Junta General de Accionistas, vieron aparecer a Luis Solana enfundado en un decimonónico y muy proletario traje de pana. Quizás para hacer juego con los sindicatos radicales, que abucheaban al Consejo y pedían la cabeza, o cualquier otra reliquia, del presidente. Solana fue el primer y más famoso presidente de Telefónica con el PSOE. Quizás de ahí el traje de pana.

 

(Nota de la Redacción: "Outmanagement" no es un nuevo anglicismo inventado por los responsables de gestión corporativa, aunque no nos extrañaría. La responsabilidad del "anglicanajo" es responsabilidad exclusiva de Hispanidad.com).