La presidenta de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), Mayte Costa, no se sube por las paredes porque lo que la mente anhela no siempre es asequible a la fisiología humana. La pretensión de la multinacional alemana E.ON de exigir al regulador eléctrico español que explicitara la postura de todos aquellos consejeros o técnicos que estuvieran relacionados con la resolución del expediente sobe su OPA ha conseguido lo nunca visto : que los consejeros del PP y los del PSOE, más los representantes nacionalistas, se unan, por primera vez desde que GN lanzara la OPA, parar rechazar la prepotencia germana, que más que como regulado parece actuar como regulador.

Pero a la presidenta de la CNE aún le fastidia más, mucho más, la actitud de la prensa germana, que ha formado frente con la operación de E.ON con la misma arrogancia que el Gobierno de Berlín o la empresa con sede en Düsserldorf. Días atrás, en un desayuno del Foro de la Nueva Economía, una periodista del diario alemán Haldelblast, se lamentaba de la ansiedad que sufrían los miembros de la CNE incapaces de encontrar una excusa para decirle no a E.ON.

Cosa, con tanto sarcasmo como furia contenida, le respondió que los aludidos, a quien no conocía, deberían abandonar su ansiedad y serenarse, porque eso no es bueno para la salud.

Y es que, por supuesto, la Comisión Nacional de la Energía está politizada, porque para eso sus miembros son nombrados por lo partidos políticos y son políticos retirados o en excedencia. Pero, al menos, lo que no ocurre en otros países de la Unión, las tales comisiones existen.