Se encuentran ante una nueva traslación de un videojuego a la pantalla grande. Ahora el héroe es un atormentado policía que intenta encontrar a los asesinos de su mujer y su hijita y que responde al nombre de Max Payne.

En una atmósfera propia del cine negro se mueve este amargado policía que, a la búsqueda de pistas para resolver el asesinato de sus seres queridos, descubrirá un complot terrorífico e inimaginable

Creado por Sam Lake, Max Payne es un conocido videojuego que ha conocido una secuela debido a su gran éxito comercial. En la pantalla grande, se ha recurrido para dar la presencia adecuada a este personaje al conocido actor Mark Wahlberg, en plena cresta de la ola tras su magnífica encarnación del policía Digman en la oscarizada Infiltrados, de Martin Scorsese. Wahlberg se mueve como pez en el agua encarnando a este policía frío y duro (así como prácticamente inmortal) que clama venganza. Un argumento tan poco original como lo son el sinfín de efectos especiales realizados por ordenador que aparecen en esta violenta película. Son espectaculares pero no provocan ninguna sorpresa en el espectador: es más de lo mismo

Porque, aunque desconozco el videojuego original, la película de Max Payne por su violencia desmedida debería estar dirigida a un público adultoaunque mucho me temo que hará caja con menores. ¡Qué peligro!

Para: Los que no se aburran -ni espanten- de historias de videojuegos llenas de violencia