Sr. Director:
Quería decirle que acabo de leer dos de sus artículos sobre los gays y me parecen sencillamente repugnantes.

Yo soy homosexual, lo soy desde que tengo conciencia, y ya que pregunta que de qué se sienten orgullosos los homosexuales se lo contaré. Yo, como muchos otros, tuve que ocultar mi homosexualidad a mi familia por las consecuencias que podría tener que se supiese.

Mantuve una falsa relación con varias mujeres con tal de no levantar sospechas y que todo el mundo creyese que era heterosexual, además de que me servía para tratar de engañarme a mí mismo pensando en que así podría tener la vida "normal" que se decía que debía tener, alejado de esa "perversión", "enfermedad", "desviación" que era la homosexualidad.

Lo intenté durante mucho tiempo, pero el verdadero amor no tardó mucho en surgir con otro chico. Sobra decir que mi relación la tuve que ocultar por todos los medios posibles para evitar las consecuencias que tendría, con la correspondiente tristeza que me suponía no poder decir abiertamente que amaba a mi pareja, pudiendo vernos sólo a escondidas, algo con lo que nadie más tenía problemas por el simple hecho de que en sus parejas había una persona de cada sexo. Pero por mucho que traté de ocultarlo, las sospechas de mis padres no tardaron mucho en llegar, ya que alguna que otra vecina cotilla había comentado que me pasaba mucho tiempo con otro chico a solas.

Mi padre, con tanto talante como el que tiene usted, me hizo elegir entre irme de casa o quedarme ahí y no volverle a ver nunca, ya que no quería enfermos bajo su techo. Sólo si dejaba de verle el creía que me curaría. Tanto él como usted, así como tantas otras personas, tienen la extraña percepción de que el amor se puede curar, pero nada más lejos de la realidad, por lo que al final me echaron de casa. Mi madre no me echó directamente, pero tampoco hizo nada para impedirlo, por lo que no dejó de ser cómplice de que me abandonasen.

Después de esto, me fui a vivir con mi pareja a una casa lo más apartada posible de mi familia. Ahí nunca entramos ni salimos juntos de la casa para evitar sospechas, sólo coincidíamos dentro de la casa, aunque esto tampoco nos sirvió de mucho y los insultos y agresiones por parte de varios vecinos era algo constante. Pero así conseguimos vivir, aunque sólo fuese de puertas para adentro, con toda la felicidad que se podía tener, claro que al salir la cosa cambiaba bastante gracias a personas como usted. La diferencia está en que esto ocurrió hace más de una década y sus artículos son recientes, pero bueno.

Volviendo al tema, no volví a hablar con mi padre nunca, incluso cuando mi madre estuvo hospitalizada y al borde de la muerte, mi padre no me dejo acercarme porque había decidido ser un enfermo y vivir como escoria. Pocos años después murió él y retomé la relación con mi madre. Llevaba más de diez años sin verla, salvo en alguna ocasión cada mucho tiempo por la ausencia de mi padre, por no haber querido "curarme".

Yo seguía con mi pareja por la que tuve que abandonar a mi familia, y mi madre decidió conocerle, lo que puedo asegurarle que fue el momento más feliz de mi vida. Usted pregunta que de qué estamos orgullosos, yo lo estoy de haber hecho lo que me pedía el corazón y no lo que me querían imponer mis padres o la sociedad en general, lo estoy de haber aguantado el abandono por parte de mis padres por mucho que me hiciese venirme abajo durante mucho tiempo, lo estoy de haber aguantado constantes insultos y agresiones por parte de prácticamente todo el que sabía de nuestra relación, y lo estoy de haber podido casarme hace poco tiempo con la persona más importante de mi vida, por mucho que a alguno os moleste.

Si tuviese usted un poco de compasión y de humanidad, se daría cuenta de que mi situación no es ni mucho menos única. Muchos jóvenes sufren, han sufrido y sufrirán por la incomprensión de sus familiares o de la sociedad en general. Seguramente usted no sepa lo que se siente cuando escuchas a tus padres llamándote enfermo por querer a una persona, pero es algo que no le recomendaría ni a mi peor enemigo.

Por suerte es una situación que cada vez se da menos, gracias a medias como la que usted quiere evitar y que permitirían que los jóvenes se sintiesen a gusto tal y como son, evitando insultos, abandonos, agresiones físicas... Pero supongo que es mejor conseguir que alguno de ellos se crea que es heterosexual a tratar que el resto viva como personas normales.

Por otro lado, la comparación con la pederastia es sencillamente ridícula. La homosexualidad y la pederastia son cosas diferentes que sólo las personas con odio hacia los homosexuales relacionan. Yo le aseguro que para mí una de las cosas más repugnantes e inhumanas que existen es la pederastia (y eso que sus artículos también me producen ciertas arcadas, pero la pederastia gana de lejos), y la comparación no termino por encontrarle mucho sentido.

Las relaciones homosexuales al igual que las heterosexuales se mantienen entre dos personas en edad consentida y que mantienen la relación de forma voluntaria y haciendo uso de la razón, la pederastia no, y además es algo que se produce por igual tanto en heterosexuales como en homosexuales, por lo que la comparación de la homosexualidad y la pederastia me parece tremendamente ofensiva y fuera de lugar. El tratar de hacer que los más jóvenes acepten su sexualidad, dejando aparte pensamientos retorcidos, es una ayuda que no se puede hacer idea de lo útil que sería para muchísimas personas.

Yo habría pagado lo incalculable por que tan sólo una persona me hubiese hablado objetivamente de la homosexualidad, alejado de mitos y tradiciones populares, enseñándome que es un comportamiento común en la naturaleza y que de ninguna forma ha sido demostrado que fuese una enfermedad, cualquier cosa me habría servido para no haber sufrido todo lo que sufrí.

Usted se opone radicalmente a que a un niño se le explique que no es un enfermo desviado, por lo que usted defiende que muchos jóvenes sufran lo inimaginable (el rechazo familiar o el rechazo constante en la escuela) en vez de que se acepten tal y como son. Espero que algún día vea más allá de sus creencias y se dé cuenta de cuál es la cruda realidad que muchos tienen que sufrir.

Carlos TR

susmec@hotmail.com 


Es usted un nazi

Sr. Director:

Es usted un nazi...

Una mala persona...

Un mal cristiano lleno de odio...

Un ser humano detestable...

Dios le pedirá explicaciones por esa manera de pensar contra sus congéneres, los gays...

Espero que algún día sea capaz de abrir su muerto corazón y ver a los que le han dicho que no son como usted con un poco más de amor del que ahora muestra...

Aunque lo dudo, pues la maldad parece muy instalada dentro de su ser...

Me da pena y les compadezco a usted y a su familia...

Pobre miserable...

Iñaki Aliste Lizarralde

ializar@hotmail.com


Orgulloso... mucho

Sr. Director:

¿Orgullo de qué? Te preguntas encima tras soltar todo tipo de improperios contra todos los que no somos como. Pues te voy a decir de qué siento yo orgullo.

- Siento orgullo de ser diferente. De no haber seguido la norma cuando llegó el momento, porque algo en mí me decía que no la siguiera.

- Siento orgullo de mis amigos, de mi familia, de todos los que me rodean que simplemente... han decidido quererme como yo soy.

- Siento orgullo por tener un gusto tan exquisito en la ropa que visto, en los relatos que escribo, o en los hombres a los que decido querer.

- Siento orgullo por todos aquellos que nunca pudieron sentirlo, porque de haberlo hecho hubieran acabado en un psiquiátrico. ¿Es eso lo que quieres tú también para los tiempos de ahora verdad? Lástima... pero creo que la sociedad te ha ganado la batalla.

- Siento orgullo de ser una persona respetuosa con los demás, de mente abierta, y que no juzga a nadie por aquello que decide hacer libremente con su vida.

- Siento orgullo de no ser un prejuicioso, ni de considerar a alguien enfermo porque haga o deje de hacer algo que no me guste.

- Siento orgullo de haber acabado la carrera, aunque estuviera apunto de dejar el instituto porque no aguantaba mas insultos (De ahí lo de "Escuelas sin armarios" Nada que ver con tu particular teoría del "Vamos al cole".)

- Siento orgullo por haber estado en una ciudad volcada con la tolerancia, como lo fue a Madrid el pasado fin de semana. Debimos de estar en fiestas diferentes, porque yo degradación y perversión no vi por ninguna parte. Vi gente divirtiéndose y pasándoselo en grande. A lo mejor es que uno no ve lo que no quiere ver. Ó a lo mejor otros no sois capaces de ver otra cosa.

- Y sobre todo... siento orgullo de ver cómo la gente como tú, cada vez escasea más.

Y ahora dime Eulogio ¿De que sientes tú orgullo?

Perseo.

Jon Ibañez

ibanez.amez@hotmail.com