En cinco años Europa tendrá más muertes que nacimientos. Esto es bueno. Así, mi patria chica, Asturias, dejará de ser la única región europea donde las rentas pasivas superan a las activas, algo que comenzaba dar un poquito de vergüenza. Además, un continente convertido en un enorme cementerio dinamiza mucho la economía, y en especial la industria funeraria, siempre tan infravalorada y tenida por maldita. Eso sí, es un sector monopolístico y esto tiene que terminarse. Hagamos nuestro el gesto cansino de los revolucionarios franceses ante la guillotina: Vamos a dormir. En cualquier caso, no me digan: ¿No resulta apasionante celebrar más funerales que bautizos? A fin de cuentas, reparen en los funerales de Estado, un entierro siempre es cosa más digna que un bautizo con un bebé llorón. Además, en un buen funeral pueden firmarse acuerdos de Estado o, lo que es mejor, de negocios. Y es una buena manera para que se reúna a las familias separadas. Sin embargo, ¿para qué sirve?

Eso sí, en España no nos dejamos amilanar por nadie. Pues buenos somos nosotros. Gracias a nuestro coraje, la oficina de estadística comunitaria Eurostat, ha podido informar que nuestro país está a punto de conseguir el preciado galardón de ser el país más viejo de la Unión el que cuenta con más personas de 65 años de edad. Ahora mismo nos superan algunos países producto del prolífico franquismo, pero los cabezas de huevo de Eurostat están convencidos de que en 2050, un 35% de los españoles contará con más de 65 años de edad. Unos pimpollos, vaya.

Para entonces, nos comunican otro dato impresionante: en España la población activa se reducirá a la mitad. Esto va a resultar muy interesante, porque significa que por cada trabajador habrá al menos un no-trabajador al que tendrá que alimentar, sin contar los estudiantes, parados, enfermos, prejubilados, rentistas, además de financiar actividades no estrictamente productivas a través de los impuestos ordinarios... Va a resultar una economía muy emocionante.

Pasando de los parámetros relativos a los absolutos, hay que recordar que en unos 15 años la población española comenzará a descender. Ya lo habría hecho, pues llevaba estancada en los 40 millones de habitantes desde hacía un lustro, pero a partir de 2002 la cosa empezó a cambiar por mor de los inmigrantes, gente poco higiénica a las que le da por tener hijos y otras manías sanguinolentas y poco civilizadas.

Estoy convencido de que el miedo al matrimonio (gamofobia), y especialmente a la procreación, consecuencia natural del mismo no sólo es el principal problema de la mujer contemporánea, sino que se ha contagiado el miedo mismo al sexo (genofobia). Entre los varones, el asunto no marcha mejor, dado que la gamofobia aún es más intensa que entre las mujeres, aunque parece que no la genofobia. Pero todo llegará.

¿De qué nos extrañamos? Llevamos años diciendo que la mujer opta por ser madre cuando es incapaz de triunfar en el mundo laboral, considerando la maternidad como poco menos que una tarea para mujeres de segunda fila, llevamos lustros explicando que la libertad es la ausencia de compromisos, que nuestras nuevas generaciones han aprendido. Y hasta demasiado rápido.

Pero no se preocupan: esto lo arregla Zapatero con pisos de 30 metros cuadrados.

Eulogio López