Según el diario ABC, Marsans, empresa propiedad de Gonzalo Pascual y del presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, está ansiosa por retomar el control de la gestión de Aerolíneas Argentinas (ARSA). Quizás por ello, mientras se cerraba el diario, en Buenos Aires Marsans retrasaba la Junta de accioncitas prevista para el miércoles durante un mes.
La verdad es que lo único que pretende Marsans es que el Gobierno argentino les pague 435 millones de euros.
Lo cierto es que Pascual y Ferrán, si realmente quieren hacerse con la gestión, deberían aportar más de 500 millones de pesos (1 dólar=3 pesos), pues el capital es de 901 millones de pesos, las pérdidas acumuladas son 991 millones de pesos y el patrimonio neto negativo se eleva a 82 millones. Como resulta que el artículo 2006 de la Ley de Sociedades Argentinas dice que no se puede consumir más del 50% del capital, la suma de las pérdidas acumulada más el patrimonio neto negativo supera ese 50% de capital. Por tanto, Marsans debería aportar 574 millones de pesos, siendo que es el 95% de esa cifra, porcentaje que todavía detentan Gonzalo Pascual y Díaz Ferrán.
El País también en campaña pro-Marsans asegura que un informe oficial reduce la horrible situación de ARSA.
No señor. Los informes oficiales argentinos sobre la situación de la aerolínea son dos: en agosto, el Tribunal de Tasación de la Nación concluyó que ARSA valía 622 millones de números rojos, y la Auditoría General de la Nación 2.000 millones de pesos. La diferencia entre ambas cifras es la depreciación sufrida por el estado calamitoso en que Marsans dejó la compañía así como las subvenciones con las que el Gobierno les ha mantenido a flote.
En resumen, lo lógico no sólo es que Marsans se vaya sin cobrar un peso, sino que responda de dónde se ha gastado el dinero que el Gobierno español le dio para reflotar la compañía.
