Arriola aconseja volver el centro-reformismo de Aznar en el Partido Popular. Moderación en todo, hasta en el talento. Zapatero está en caída libre pero no sabemos lo que piensa Rajoy. España necesita cambiar a sus líderes políticos, a Zapatero y a Rajoy Un antiguo compañero de colegio de Mariano Rajoy, del mismo colegio al que acudió Zapatero, le preguntaba al líder de la oposición:
-Oye Mariano, cuando tú seas presidente del Gobierno, ¿quién mandará en España? La noticia más relevante sobre el Partido Popular es el regreso de Pedro Arriola como principal asesor de imagen de Mariano Rajoy. Con él preparó el Debate sobre el Estado de la Nación, que ha marcado la semana vencida. Un sólo consejo: moderación Mariano, moderación. Buenos modales, el que se enfada pierde. Las encuestas nos dicen que lo que tienes que hacer para llegar a la Moncloa es no hacer nada. No plantees alternativas, el que gobierna es quien debe afrontar responsabilidades, no tú. En definitiva, el consejo de la madre del piloto: tú, ante todo, hijo mío, vuela bajo y despacio. Es la mejor manera de estrellarse pero eso no lo saben ni las madres, ni Pedro Arriola ni Mariano Rajoy.
El desastre de la moderación consiste precisamente en eso: en que puede resultar eficaz. Las encuestas post-debate aseguran que Rajoy ganó. Quizás porque, como aseguraba a los Menem: el que se enfada pierde. Además, cuando un líder está en caída libre, como le ocurre a Zapatero, es lógico que la gente busque a su contrario. Lo malo es que la gelatina en la que Arriola ha convertido a un Rajoy que deseaba ser convertido, no ayuda a observar una alternativa de Gobierno en el líder del PP. La gente busca a Rajoy pero no le encuentra. No sabemos lo que piensa de casi nada, sólo sabemos que no le gusta lo que piensa Zapatero lo cual no resulta muy original.
En esas circunstancias hasta una mente diminuta como la de Leire Pajín puede acertar: en efecto, Rajoy no propuso nada en el debate. Increíble, pero cierto.
En definitiva, entre un presidente que pasará a la historia como un desastre con patas, y un jefe de la oposición moderado, es decir, mediocre, es decir, sin talento, o sea, que vuela bajo y despacio, la alternativa no puede estar sino en una renovación de la clase política. ZP sólo piensa en mantenerse en Moncloa aunque lleve el país al desastre -algo que ya está consiguiendo-. Enfrente, Rajoy vegetal, y pretende recrear el centro-reformismo aznarista de la legislatura 2000-2004. Es evidente que necesitamos una renovación política, es decir, jubilar a la actual clase política.
España tiene un problema generacional. Y no es un problema pequeño.
Eulogio López

eulogio@hispanidad.com