• Liquidado Pujol y, en breve, Artur Mas, el presidente del Gobierno, pretende ahora acabar con el aznarismo.
  • No le perdona a su número dos ni la creación de los 'sorayos', una alternativa al presidente, ni que haya utilizado a los Señores de la Prensa para permanecer libre de críticas a lo largo del ejercicio más duro para Rajoy: 2012.
  • La prensa adicta a Moncloa ya ha empezado a alejarse de Ana Botella y El Mundo a resaltar sus fallos de gestión.
  • Y es que la alternativa a Soraya en el Ayuntamiento de Madrid es Esperanza Aguirre, pero Rajoy la sigue teniendo en bola negra. Sólo en último lugar podría ser candidata a una comisaría Europea. Allá lejos, en Bruselas.
  • Todos los hombres fuertes del Aznarismo han sido laminados por el Marianismo... es decir, por Mariano Rajoy.

Política es el arte de sobrevivir en el cargo hasta el vienes por la tarde pero, a día de hoy, el candidato de Mariano Rajoy a la Alcaldía de Madrid es... Soraya Sáenz de Santamaría (ambos en la imagen). Pasar de vicepresidenta del Gobierno a candidata a la Alcaldía de Madrid está difícil, se lo aseguro. No es un ascenso pero no conviene negarle nada al primer ministro.

En cualquier caso, el distanciamiento entre presidente y presidenta se acentúa. La cosa viene de atrás: de cuando Soraya, se puso de perfil cuando se produjo el 'caso Bárcenas' -2012, el peor momento de la legislatura para Mariano Rajoy- y creó su propio grupo, los indómitos Sorayos, ninguno de ellos salpicado por la corrupción del PP, y cuando se hizo con el control -ahora sólo lo tiene a medias- de las relaciones con los Señores de la prensa, los grandes editores, con el resultado de que los medios, sobre todo la tele, machacaban a Mariano Rajoy día y noche, a Soraya ni la tocaban las críticas. Además Rajoy le ha ido cortando alas de poder a Soraya, una de ellas ha sido el CNI, cuyo control pasó a Morenés, pero esto ha sido más teoría que hechos, pues la vicepresidenta manda en la sombra. 

Todo ello ha degenerado en un enfrentamiento entre marianistas y sorayos, aunque entiéndanlo bien, el marianismo es un grupo formado por Mariano y Rajoy. 

Rajoy quiere librarse de Soraya como Zapatero se libró de Teresa Fernández de la Vega: en la cúspide de su gloria.

Puestos a librarse y ahora que está crecido ante las primeras buenas noticias económicas, killer Mariano ya ha puesto a la proa a Jordi Pujol, liquidado, y ahora se dispone a liquidar a Artur Mas, con quien tiene una cita el miércoles. Con su apariencia bonachona, el presidente Rajoy ha conseguido librarse del Aznarismo, es decir, de todos los que fueron sus pares. Por eso quiere acabar con el aznarismo como acabó con Rodrigo Rato, Federico Trillo, Javier Arenas y sigan ustedes contando. Ahora le toca le turno a Ana Botella, y la prensa afín ya ha empezado a airear sus errores de gestión.

Pero no nos confundamos: Esperanza Aguirre, aspirante a la Alcaldía de Madrid y a una comisaría Europea, sigue teniendo bola negra en la agenda del killer Mariano. Como también la tiene Ignacio González. Para sustituir a éste tienen a Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en Madrid. Ésta última, la ultraprogre del PP, está protegida por Soraya, pero no tiene buena relación con uno de los ministros personalmente más próximo a Rajoy, que es el titular de Interior, Jorge Fernández. Y, por supuesto, Cifuentes no tiene tirón popular a pesar de que intentarlo, lo intenta.

En principio, los candidatos a la Alcaldía  a la Comunidad de Madrid deberían nombrarse en octubre, pero recuerden el nombramiento de Cañete como cabeza de lista al Parlamento europeo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com