Sr. Director:
El relato del ministro García-Margallo sobre las estructuras de España fuera de nuestras fronteras refleja como mínimo desidia y negligencia de sus predecesores en una actividad clave.

La ley de acción exterior, cuyo anteproyecto aprobó el Gobierno, pondrá orden en ese caos heredado en el que se ignora el número de funcionarios y edificios en otros países y hasta se desconoce "quién está haciendo qué".

El propósito de racionalizar y poner en común la estrategia y las actuaciones es un deber y una necesidad. Esperemos que la nueva ley corrija esta especie de desidia.

Xus D Madrid