El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall ha pinchado el entusiasmo que se había desatado sobre el Estatut. Este jueves afirmó que el pacto de Zapatero con Mas había sido dudoso, forzado y precipitado. ¿Comparte la vicepresidenta este criterio? Por supuesto, De la Vega no entra al trapo y responde con generalidades: no estamos intranquilos, tenemos un muy buen estatuto para Cataluña y para España que amplía el autogobierno dentro del marco de la Constitución.

¿Pero las declaraciones de Maragall ayudarán a refrendar el texto?, insistimos los periodistas. Estoy segura de que los catalanes y las catalanes votarán y votarán que sí, porque el nuevo Estatut mejora la convivencia y hay muchas cosas que están muy bien para sus cuidadanos. O sea, nada.

Da la impresión, sin embargo, de que la vice está un poco cansada de este permanente debate. ¿Puede este rifi-rafe retardar el trámite? Animo a los propios catalanes a que sea una realidad pronto; no se puede pedir más tras el trabajo que se ha realizado, señala De la Vega, quien además, considera compatible el hecho de que se vote el Estatut con que salgan algunas cuestiones de ese consenso como el aeropuerto del Prat o la gestión tributaria. Aunque salieran esas cosas, lo que ya tenemos es más que suficiente para mejorar esas competencias en beneficio de los ciudadanos. ¿Está o no está cansada la vicepresidenta?

¿Qué opina el secretario de Estado de relaciones con las Cortes, Francisco Camaño, ese optimista antropológico encargado de la negociación del Estatut sobre el asunto del Prat? Artículo 1º: Cataluña es un aeropuerto, responde con sorna la vicepresidenta. Vamos, que el asunto del aeropuerto parece haber encallado las conversaciones hasta límites insospechados. Y por si fuera poco, con el Prat corre riesgo el mismo tripartito y la entente cordiale en el seno del PSC. No está mal. Suficiente para estar nada menos que en artículo 1º.