Sr. Director:

Mar adentro ha acaparado los Premios Goya. Nos hemos enterado todos, y de primera mano, que la muerte de Ramón Sampedro no fue ni dulce ni digna y que para nada se tuvo en cuenta la opinión de sus parientes más allegados, que durante tanto tiempo le habían cuidado. También hemos visto manipular la realidad cuando en la película se presenta como un esperpento la figura de un sacerdote también tetrapléjico.

Me pregunto : ¿Se puede premiar tanto una película que tergiversa la realidad  para ponerla al servicio de una cultura de  muerte? Pero, justamente por ello, además del valor artístico, se ha cubierto de premios a Amenábar. Es un película de lo más políticamente correcta (presidente del Gobierno y varios ministros en el estreno y  también en la Gala de los Goya)  y afín a la ideología de los entornos mediáticos del actual Gobierno.  Sin embargo, yo me pregunto : Con el enaltecimiento de la eutanasia ¿hacia qué horizontes vitales nos dirigimos? ¿No sería mucho más interesante y positivo que el cine y nuestros directores se fijaran en la lucha diaria y positiva de tantos tetrapléjicos que consideran que vivir ¡vale la pena!, aún con todas las limitaciones?

El cine español ha perdido en este último año tres millones de espectadores. Quizás muchos españoles estamos cansados de un cine maniqueo y manipulador. 

Pilar Costa

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