El hombre fuerte de MAPFRE, José Manuel Martínez, está a punto de conseguir su propósito de convertir una mutualidad en una sociedad anónima. No hay razones para ello ya que MAPFRE es la primera aseguradora española y marcha viento en popa. De hecho su único problema es que posee una red de agentes tan eficaz y eficiente como onerosa. Sencillamente la razón de la conversión es que las mutuas suenan a algo del pasado, mientras que para la gente moderna todo debe ser sociedad anónima.

El único pero es que una mutua es propiedad de los mutualistas, es decir, de los clientes y si se disuelve dicho patrimonio debe ser repartido entre esos clientes. En la práctica, las mutuas nacen para ser siempre mutuas y, si se disuelven, es porque van mal, para ser exactos porque han entrado en un proceso de suspensión de pagos o de quiebra. Pero este no es el caso de MAPFRE. Por tanto resulta un tanto ilógico que si la corporación MAPFRE -una sociedad que cotiza en Bolsa y que no deja de ser una pieza más del Sistema MAPFRE- vale 3.600 millones de euros (en bolsa) a los 3,8 millones de mutualistas se les repartan 100 euros en metálico, porque no deja de ser la décima parte del valor bursátil de la Corporación.

Respecto a que la futura sociedad anónima esté siempre en manos de una fundación y no pueda ser opable, todo el mundo sabe que eso es flor de un día. Al final todo el sistema MAPFRE termina convirtiéndose en una sociedad anónima. En resumen, se trata de un trágala para el accionista bien apoyado por el hecho de que ningún mutualista se siente propietario, a pesar de que lo es.

Por tanto, Martínez ha diseñado una estrategia por tres vías: la primera consistiría en presionar a su red de empleados para que consigan el mayor número posible de delegaciones de voto posibles de los mutualistas. De otra, narcotizar a la prensa especializada. Así, mientras el jueves 15 se celebraba la Asamblea de MAPFRE, la asamblea del gran cambio, los mejores especialistas en el sector seguro se encontraban en México y Puerto Rico (desde el lunes 12 hasta el día 19) invitados por la compañía. Como es sabido, México y Puerto Rico son la clave para conocer el mundo del seguro. La magna asamblea ha sido cubierta informativamente por los serpas (craso error, a veces los serpas superan a los titulares). Por último, Martínez ha convencido a los analistas, siempre proclives a considerar que la sociedad anónima es lo moderno y las mutuas son un residuo del pasado.

Lo cierto es que ha tenido éxito en los tres frentes. Durante la asamblea celebrada a mediodía del jueves en Madrid, Martínez, rodeado de trabajadores, consiguió una mayoría búlgara, con un solo voto en contra, correspondiente a un mutualista no empleado. Eso sí, sin vergüenza torera, la mesa ni siquiera se preocupó de explicitar cuántas delegaciones de voto poseía ¿para qué? Y fue el propio y único votante independiente quien pregunto si los mutualistas iban a cobrar los 100 euros publicados. Pues bien, ni se molestaron en responderle.

José Manuel Martínez ha ganado pero no deja de ser un trágala.