La Caixa también apoya a Amado Franco como presidente de la CECA y su vuelta a Telefónica es compleja. Tanto Marcelino Iglesias como Eva Almunia apoyarían el regreso de Pizarro a una de las cajas más saneadas de España

La política, ya lo decía don Manuel, hace extraños compañeros de cama. Por ejemplo, Eva Almunia, secretaria de Estado de Educación, martillo de la enseñanza privada, comecuras profesional, feminista ultramontana, más roja que el culo de Stalin, íntima de Leire Pajín, no les digo más, futura presidenta de Aragón. Si gana el PSOE repite en la Diputación General, no pondría ninguna pega a quien su jefe de filas, Rodríguez Zapatero, califica como el fachas, es decir, Manuel Pizarro, ya fuera del Partido Popular, se convirtiera en presidente de Ibercaja, en sustitución de Amado Franco, que sustituirá a Juan Ramón Quintás como presidente de La Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA).

Y doña Eva Almunia no pondría ninguna pega porque para eso su esposo, Carlos Escó, ha sido fichado por Telefónica como asesor de Iberoamérica, con un sueldo que algunos dicen superior a los 300.000 euros anuales. Tampoco pondría pegas el actual presidente, Marcelino Iglesias.

Pizarro ya presidió Ibercaja y sus relaciones con Iglesias son excelentes.

Donde no volverá el ex portavoz económico del PP es a Telefónica, donde fue consejero por un día, dado que aceptó la oferta de Mariano Rajoy -ha tenido ya dos años para arrepentirse-. Alierta y Pizarro son dos grandes amigos pero los puestos de Telefónica no pueden ser de quita y pon.

Miriam Prat

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