Insisto en que el ABC está haciendo un gran periódico suicida. Un gran periódico porque cuenta con firmas como la de Juan Manuel de Prada y con una redacción que dirige con éxito Ángel Expósito y que mantiene una coherencia espléndida en sus páginas.

Lo mejor del ABC es la redacción y los colaboradores, pero lo de la propiedad y la gestión, es un verdadero suicidio, porque ese nivel de pérdidas es inasumible. Las carreras hacia adelante, con los ojos vendados, suelen conducir al desastre.

Dicho esto, les recomiendo que lean el artículo de Juan Manuel de Prada acerca del referéndum sobre el aborto que defienden varias asociaciones. En su día, ya expliqué por qué no me parecía una buena idea, pero De Prada se explica mejor que yo.

Recibí varios mensajes y tuve varias conversaciones donde se me proporcionaron muchas razones para apoyar la consulta. Una de las razones que más adentro me llegó fue el hecho de que en Portugal o Italia, la Iglesia tomó parte activa en esos referéndums para intentar evitar la muerte legal de inocentes. De acuerdo, pero aquella lógica oposición eclesial era sobre consultas solicitadas por terceros, por gobiernos. Y, en efecto, cuando alguien somete el derecho a la vida al voto de los creados, en lugar de la decisión inapelable del Creador, hay que luchar por el no nacido. Pero siempre que sea  un tercero quien lo proponga, no el provida, porque éste sabe que el derecho a la vida está por encima de mayorías...

Con todo, al rebufo de ese escritor cristiano llamado Juan Manuel De Prada, que por dicha condición escandaliza a muchos cristianos, quiero añadir un motivo más en contra de la consulta que no tiene nada que ver con la consulta misma sino con la actitud de quienes la promueven. Creo percibir en esta buena gente, y espero equivocarme, la convicción de que un referéndum mantendría encendida la antorcha de la lucha provida. Y esto es bello e instructivo pero no me gusta, porque revela una cierta inseguridad en la postura. Es el mismo tipo de inseguridad que experimentaban los demócratas en Occidente  frente al comunismo. Días antes de la caída del Muro seguían  diciendo  que lo de Solidaridad era una gota en el océano y que el comunismo resultaba imbatible e irresistible. Había que pactar con él para que no nos comiera vivos. Pues bien, el comunismo cayó en cuestión de días, se disolvió en la historia como un azucarillo.

Pues miren ustedes, no es necesario ningún referéndum. El aborto caerá como cayó el comunismo: cuando surja un gobernante con la suficiente valentía para prohibir el aborto, todo tipo de aborto. ¿Y saben una cosa? Lo que parecía imbatible, el homicidio legal, se verá como lo que es: una barbaridad que permitimos durante demasiado tiempo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com