• Ucrania y Rusia se culpan mutuamente.
  • Kiev difunde unas conversaciones para demostrar que los rebeldes derribaron el avión.
  • Rusia dice que detectó actividad de radar en un sistema de misiles ucraniano. Los rebeldes prorrusos garantizan la seguridad de la OSCE en el lugar del siniestro del avión. 
Sin duda, la noticia internacional del mes es el derribo en el aire del Boeing 777 de Malasia Airlines por un misil que no se sabe quién ha lanzado. El avión cayó en tierras ucranianas (región de Donetsk), y en él viajaban 298 pasajeros, todos muertos.

Como en Ucrania hay una guerra entre el ejército ucraniano y los separatistas prorrusos, ahora ambas facciones se echan la culpa por la masacre.

Por ejemplo, la agencia de seguridad ucraniana SBU ha hecho públicas tres conversaciones en las que participarían supuestos miembros de la Inteligencia militar rusa y separatistas del este de Ucrania que demostrarían que los rebeldes derribaron el avión de Malasia Airlines. Además, según Kiev, el armamento antiaéreo que al parecer tienen en su poder las milicias de la autoproclamada República de Donetsk no procede de los arsenales ucranianos, sino de Rusia.

Mientras que del lado ruso, el Ministerio de Defensa ha asegurado que detectó actividad de radar procedente de un sistema ucraniano de misiles Buk el jueves por la tarde, coincidiendo con la caída del avión.

A todo esto, los rebeldes prorrusos de la autoproclamada República Popular de Donetsk están dispuestos a aceptar una tregua con las fuerzas de Kiev para que se investigue el accidente del avión malasio por observadores de la OSCE. Así lo ha señalado este viernes, según medios rusos, el viceprimer ministro de la RPD, Andrei Purguín, quien ha asegurado que este viernes tendrán lugar nuevas consultas del llamado Grupo de Contacto para que se declare este alto el fuego.

Lo único cierto de todo esto es que un misil ha asesinado a 298 inocentes. Quién lo haya hecho, probablemente nunca se sabrá.

Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com