Simon Variot es un frustrado arquitecto con mala suerte. Por circunstancias del destino resulta atropellado por el hombre que más odia, Vicent Porel, un promotor urbanístico millonario. Simon muere pero vuelve a la vida reencarnado en el hijo recién nacido de Porel. Cuando el resucitado percibe la extraordinaria situación decide vengarse de su progenitor y hacerle la vida imposible. Vamos, convertirse en un bebé con mala leche.

 

Salvo por el arranque, Mala leche recuerda mucho en su desarrollo a Mira quien habla, aquella comedia americana, de los años 80, protagonizada por Kristie Alley y John Travolta, en la que, desde el vientre materno, escuchábamos y veíamos en acción lo que pasaba por la cabeza de un bebé. Con lo cual, por esa parte, estaríamos ante una película graciosa, que no original, llena de gags visuales, algunos de ellos conseguidos. Pero como es una coproducción hispano- francesa, Mala leche no se queda ahí e incluye subtramas de mal gusto (por ejemplo, la anciana a la que le gusta escuchar y vivir relatos eróticos, la esposa que es infiel con su fisioterapeuta etc)

 

En resumen, Una comedia que podía haber resultado simpática pero que cae en la tónica habitual de muchas comedias francesas y españolas: abunda la grosería y el humor de sal gorda.

 

Para: Los que vean todo tipo de comedias, incluso las groserillas