Para ello, el gobernador se ha inventado una crisis inexistente

Pretende una sola y enorme cooperativa de crédito, naturalmente, un banco, al que reporte todo el crédito agrícola. Sería la megafusión virtual, tan querida por el cuerpo de inspectores. La excusa: la delicada situación de Cajamar. Pero ojo, las rurales no están en crisis.

Antonio Pérez lao, presidente de Cajamar, heredó del carismático Juan del Águila lo que fuera la fusión entre las rurales de Almería y Málaga, las más importantes de España. Las cajas rurales, o crédito cooperativo de origen agrícola, pasaron su sarampión en los tiempos de crisis bancaria de los ochenta -cuando las buenas eran las cajas de ahorros, dicho sea de paso- pero ahora su situación es buena. 

Quizás, la más delicada sea,  precisamente, Cajamar. Además, al Cuerpo de Inspectores del Banco no le gustan las rurales, demasiadas en número, demasiado pequeñas, una lata. En este punto sí que apoyan el proyecto del gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), que, sencillamente desea cargarse las rurales con el mismo entusiasmo que atenta contra las cajas de ahorros. Para MAFO lo único digno de mantener son los bancos, las sociedades anónimas: pocos bancos y lo más grandes que se pueda.

Para ello, MAFO quiere aplicar a las rurales la misma medicina que a las cajas de ahorros: la fusión fría, o virtual o cualquier otra denominación hortera que se les antoje, tal y como hoy recoge, en una espléndida información, el diario Cinco Días. MAFO quiere un Sistema Institucional de Protección (SIP) que englobe a las cajas rurales y que, naturalmente, será un banco. Por cierto que, al igual que ocurre con las cajas de ahorros, en el sector rural todo el mundo empieza a preguntarse: ¿Protección de qué? Del Gobernador, naturalmente.

Eulogio López

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