La resistencia de La Caixa, que considera las cuotas un paso previo a la privatización de las cajas, le ha llevado a inventarse Caixa Holding. El concepto clave del supervisor continúa siendo el Control de Mercado o respaldo del mercado, es decir, que el instrumento utilizado para comprar bancos cotice en bolsa. Por eso, será Caixa Holding quien compre bancos en Europa del Este. Mientras, se sigue prohibiendo a las cajas de ahorros que compren bancos de forma directa. En Caja Madrid, Miguel Blesa ya explicó que sí aceptaba el sistema de cuotas aunque sólo lo pondrá en marcha si lo necesita. Al fondo de todo este debate, no hay otra cosa que la obsesión por destruir la naturaleza jurídica de las cajas y la obsesión por convertirlo todo en sociedad anónima

La obsesión por privatizar las cajas y por negar que ese sea el objetivo- es tan fuerte en la izquierda como en la derecha, en el PSOE como en el PP. Naturalmente, no se habla de privatización, sino que se emplean eufemismos, del tipo de dotar a las cajas de un instrumento que les permita crecer. El gobernador del Banco de España, el socialista Miguel Ángel Fernández Ordóñez, reitera la doctrina de su antecesor, Jaime Caruana, y exige a las cajas que salgan de los bancos y que, si quieren comprar bancos, deben hacerlo mediante instrumentos que posean control del mercado o respaldo del mercado, en otras palabras, instrumentos que coticen en bolsa.

El final del proceso, no nos engañemos, consiste en privatizar las cajas, porque el discurso cultural imperante en todo Occidente exige que todo sea sociedad anónima: a las cajas de ahorros, mutuas o cooperativas sólo se las soporta como un lamentable atavismo del pasado.

La Caixa, la principal entidad de ahorro del país, es la que más se ha rebelado contra esta imposición. Incluso ha tratado de exportar el sistema de cajas de ahorros en otros países, como Argentina y Chile, pero esa no es una decisión empresarial sino política.

En definitiva, MAFO no quiere que las cajas compren bancos Sabe que tampoco pueden crecer como tales cajas es decir, entidades sin acciones- en el extranjero. Así que si desean ampliar el negocio les obliga a emitir cuotas participativas, o acciones con derechos económicos pero sin derechos políticos. Pero las exigencias no acaban ahí.

Según MAFO, el instrumento para que crezcan ha de tener control del mercado, o respaldo del mercado. En otras palabra, que debe cotizar en bolsa. No está claro si los mercados financieros ejercen control o si ese control debe ser cuestión del sector público es decir, del Banco de España-. Hay quien piensa que los mercados no están para controlar, sino para dotar de liquidez, pero cuando la obsesión por convertirlo todo en sociedades anónimas alcanza las cotas actuales, entonces la remisión a los mercados de valores no parece una mala idea.

Total, que La Caixa, que acaba de vender su participación en el Banco Sabadell, se ha propuesto crecer en el Este de Europa. La noticia ha sorprendido, pero en la entidad catalana lo defienden con este argumento. Europa del Este es lo más parecido a la España de hace 30 años: países con enorme potencial de crecimiento y con una estabilidad afianzada por el paraguas de su ingreso en la Unión Europea.

Ahora bien, continuaba pendiente el problema, grave, de qué instrumento utilizar cuando surjan oportunidades. Para el Banco de España, lo mejor era la creación de una entidad emisora de cuotas. La Caixa, no obstante, se resiste, porque sabe que el propietario de derechos económicos acaba pidiendo derechos políticos, por más que se creen barreras como los segundos mercados o los límites de propiedad. Al final, son los derechos políticos los que fijan los derechos económicos: son los órganos de administración los que deciden el dividendo y la política a aplicar con la acción. Además, para tener más capacidad de compras está vendiendo participaciones con el fin de capitalizar Caixa Holding, que no deja de ser el propietario de las participaciones industriales de la entidad. De Esta forma, La Caixa no sólo tendrá dinero para mantener su participación en sus empresa filiales sino, también, para adquirir bancos.

Por el contrario, Miguel Blesa, en Caja Madrid, sí acepta la emisión de cuotas participativas siempre que lo necesite para poner en marcha algún proyecto Y habrá una escalón intermedio que cotizará en Bolsa.