Exige a todos sus colaboradores que en ningún papel aparezcan las siglas MAFO; en tal caso MFO. El nuevo gobernador hace bueno a Caruana: ha paralizado el Estatuto de los inspectores. Al mismo tiempo, prepara el asalto del PSOE al BBVA. Francisco Javier Aríztegui, el espía de MAFO cuando estaba en Hacienda, se ha convertido en subgobernador de hecho de MAFO

El nuevo gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, odia sus siglas (MAFO). Así, nada más aterrizar en la sede del instituto emisor, se ha dedicado a lo importante: ha prohibido tajantemente que se aluda a él con su nombre o que las siglas del mismo aparezcan en cualquier tipo de documento o nota interna. Es más, el gobernador insiste en que, si es imprescindible utilizar las siglas, no se emplee MAFO como es conocido en todos los ambientes económicos y políticos desde hace un cuarto de siglo-, sino MFO.

No es que tenga nada contra los ángeles, simplemente le irrita su lógico apodo. Ya durante el felipismo, siendo secretario de Estado de Economía, abroncó a un director general por llamarle de esa guisa, al tiempo que suplicaba a periodistas y editores que suprimieran un apelativo que no le resultaba especialmente cariñoso. Naturalmente, consiguió justamente el efecto opuesto, lo mismo que, suponemos, ocurrirá en el solemne instituto supervisor, donde es habitual que te muerdan los calcañares al transitar los pasillos.

Un detalle si se quiere, pero que revela el espíritu más bien mandón con el que se ha incorporado al cargo el primer gobernador nombrado por el Gobierno Zapatero. Y lo que es peor: MAFO puede hacer bueno hasta al mismísimo portavoz económico del PP, Miguel Arias Cañete, porque en efecto, el primer gobernador nombrado sin consenso se está convirtiendo en un gobernador de carnet. Dos son los departamentos que Fernández Ordóñez pretende poner al servicio del PSOE: el Servicio de Estudios y el Cuerpo de Inspectores. Así, el primer documento de importancia de la era MAFO consideraba corto el Pacto de Toledo firmado por las fuerzas políticas. Y en verdad lo es. El vicepresidente Solbes sabe, como todo el mundo, que el sistema de pensiones no es soportable con una natalidad como la que tenemos. Pero, naturalmente, nadie se atreve a ponerle el cascabel al gato. Eso sí, viene muy bien que el think tank económico más prestigioso del país, el Servicio de Estudios del Banco de España, actúe de Pepito Grillo y advierta que se ha ce necesario bajar las pensiones.

Pero aún más importante es la Dirección General de Inspección, sin duda el entramado más poderoso del Banco de España. Ahí MAFO se libró de Villasante, al que los socialistas consideran próximo al PP, y le sustituyó por Francisco Javier Aríztegui. No se discute su pericia técnica, pero Aríztegui no era otra cosa que el topo que MAFO tenía en el Banco de España cuando ocupaba la Secretaría de Estado de Hacienda y Presupuestos. Respecto al subgobernador José Viñals ocurre algo parecido a lo del hoy consejero del Santander, Luis Ángel Roj su pericia técnica es larga y su capacidad política corta. De hecho, el verdadero subgobernador es Aríztegui

El cuerpo de inspectores no tragaba a Jaime Caruana, pero Fernández Ordóñez le está haciendo bueno. Como se sabe, los inspectores quieren un nuevo estatuto de su función. Algo que les equipare a los inspectores de Hacienda. Y ello por dos razones: cobrarían más y, además, sus informes serían intocables. Ahora mismo los inspectores trabajan de forma colegiada y muy jerarquizada. En definitiva, trabajan en común y entregan sus análisis a la superioridad, especialmente al director general de Inspección, capaz de hacer con ellos lo que le venga en gana. Bien, por ahora Aríztegui no quiere saber nada del asunto y MAFO ni les ha recibido para tratar la cuestión.

Por otro lado el Gobierno prepara su gran operación: el asalto al Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) y la defenestración de Francisco González. La opción más querida del Gobierno sigue siendo la OPA conjunta de Santander y Sabadell. Ahora bien, el asalto al BBVA sólo tendrá éxito con un gobernador que apoye a los atacantes. Recuerden que Caruana anuló la inversión de Sacyr en el BBVA.

Por lo demás, MAFO se ha encargado de terminar con todo cargo afín al PP, por muy técnico que éste sea. El Banco de España ya no es azul, es rojo. La diferencia entre MFO y, pongamos, Jaime Caruana o Luis Ángel Rojo es que MFO ni se esfuerza en disimularlo