Acaba de devolver el abono que tanto le costó conseguir, porque el socio del Real Madrid está un poco harto. Eso sí, no acepta mi tesis, de que Florentino Pérez se ha cargado el madridismo. Dice que no, que el madridismo sigue en el Bernabéu, sólo que está deprimido y se conforma con poca cosa.

Un detalle. Antes del partido Real Madrid-Barcelona, del pasado sábado, la plantilla del Real Madrid, con la excusa del cumpleaños de Sergio Ramos, acompañada del equipo técnico y físico del equipo, se reunió a comer el en Restaurante El Telégrafo, sito en la calle Padre Damián. Como bien lo promulgó la prensa deportiva, los jugadores se dieron un buen homenaje... y la comida-menú de los chicos costó 5.200 Euros. Allí aparecieron con sus bólidos, Ferraris, Porches, Audis y demás utilitarios subvencionables. Estos jugadores que representan a una institución como el Madrid, dejaron muy mal sabor de boca. No dejaron propina en el restaurante ni a los aparcacoches -que viven de ello-, solamente tres españoles se dignaron hacerlo. Parece ser que la mala educación de Cristiano Ronaldo y de Benzema, dejó a más de un camarero sorprendido. Ambos fichajes costaron al Madrid 120 millones de euros, y entre ambos suman más de 12 millones de salario al año. ¿No tienen para propinas ni para pagar un profesor de modales? El rendimiento se vio en el propio partido. Lo malo no es perder contra el eterno rival, lo malo es que el Real Madrid dio una impresión de fragilidad lamentable, frente a la solidez del FC Barcelona, un equipo que, por cierto, cuenta con muchos más canteranos que los blancos, cuando siempre fue al revés.

Cuando se tiene un Porsche y se está pendiente del próximo spot o de ser citado en televisión no se puede ser un futbolista sacrificado.

Esa es la cuestión. Florentino Pérez se ha cargado el madridismo. Porque el madridismo era esfuerzo y para ser esforzado hay que mantener cierta austeridad, al menos la que exige la austeridad y el dominio de sí mismo.

Y ahora tiene que justificar su desastre y anda a la búsqueda de un culpable. Lo más probable es que cese a Valdano y a Pellegrini, que no se conforme con el segundo, dos por el precio de uno, y se ofrezca el cargo de manager y entrenador a Rafa Benítez. Y hasta puede que mejore los resultados pero el madridismo sólo puede rehacerlo el presidente, no un entrenador por mucho poder que se le otorgue.

El hincha del Madrid y el votante del PP se parecen mucho. Ambos se conforman con que su equipo, o su partido, les dé un consuelo de vez en cuando, aunque el resto del año les trate a puntapiés. Ambos presentan rasgos masoquistas. Exageran las bondades hasta límites que cualquier neutral calificaría de exorbitantes y ambos ocultan piadosamente las decepciones que, un día sí y otro también, les proporcionan galácticos de Florentino o los centro-reformistas de Rajoy. Es puro masoquismo.

Eulogio López

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