En Tokio, quien no tiene aparcamiento no puede tener coche. La falta de espacio en la capital nipona ha llevado a la construcción de aparcamientos inteligentes, en subsuelo o sobre superficie, donde robots mecanizados colocan el coche en casilleros portátiles. Más que inteligentes, son aparcamientos hacinados, pero esa es otra historia. El hecho es que Madrid comienza importar la técnica japonesa, especialmente para el centro de la capital. Por ahora en subsuelo, pero a lo mejor vemos en breve aparcamientos sobre superficie. Se supone, dicho sea de paso, que el espacio que se ahorran son los pasillos centrales y las rampas de entrada y de salida, pero la sensación de lleno es la tónica de un mundo hiperurbanizado, así que cualquier locura es contemplada como una solución.