Decíamos ayer, en el primer capítulo dedicado a la encíclica Lumen Fidei, que la fe es intransigente. Era libre para aceptar la palabra de Dios o para rechazarla, pero no eres libre para evitar las consecuencias de la aceptación o del rechazo. Las primeras son bonísimas.

Por eso el Papa Francisco y el otro amanuense, Benedicto XVI, aclaran que Dios nunca abandona al hombre. Es un Dios personal que se acerca al hombre, que entra en la historia, en concreto en el Creciente Fértil: "Abrahán no ve a Dios, pero oye su voz. De este modo la fe adquiere un carácter personal. Aquí Dios no se manifiesta como el Dios de un lugar, ni tampoco aparece vinculado a un tiempo sagrado determinado, sino como el Dios de una persona, el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, capaz de entrar en contacto con el hombre y establecer una alianza con él. La fe es la respuesta a una Palabra que interpela personalmente, a un Tú que nos llama por nuestro nombre".

¿Qué es lo que Dios le pide al padre de la fe "Lo que se pide a Abrahán es que se fíe de esta Palabra". Vaya, que confíe en Dios. A fin de cuentas, la raza humana se basa en eso: en la confianza en los seres que amamos. Pues lo mismo con Dios. ¿Es irracional confiar en los que amamos Pues tampoco lo es confiar en la palabra de Dios. La fe y la filosofía cristiana pueden resumirse así: aunque toda la sabiduría del mundo me diga lo contrario, yo confío en ti, Dios mío, y si no lo entiendo ahora ya lo entenderé. Y les aseguro que acabas entendiéndolo.

O como asegura Lumen Fidei: la palabra de Dios no es efímera. Y, además, resulta definitiva. La historia de la cultura humana está hecha a pachas entre Jerusalén y Atenas. El resto, los orientalismos, son herejías de la  razón, que, ahora bien, los griegos buscaron el sentido de la vida -creador y creaturas, la única forma de explicar la existencia- por sí solos: a los judíos, pueblo elegido por Dios, se lo revelaron. Tenían ventaja. Pero la filosofía griega y la teología hebrea coinciden la misma meta: Cristo. Pero los judíos lo tuvieron más fácil.

¿Y cómo resume el Papa Francisco la fe Con palabras de San Pablo: "La fe cristiana está centrada en Cristo, es confesar que Jesús es el Señor, y Dios lo ha resucitado de entre los muertos (cf. Rm 10,9)". Porque el único Dios no sólo pide fe, pide amor. Y lo ofrece. Por eso, no sólo se manifiesta al hombre sino que se deja clavar en una cruz para salvarle. Como me dijo un periodista, tras leer uno de mis libros, Por qué soy cristiano y, sin embargo, periodista: "Yo creo en Dios porque no puedo explicar nada, pero no puedo creer eso que tú defiendes, que Dios esté pendiente de mí". La fe en Dios es mucho más fácil de entender que el amor de Dios por la criatura humana.

Lo que Lumen Fidei quiere decir es muy sencillo: Nada tiene sentido sin la fe pero todo es tragedia sin el amor de Dios. La religión cristiana es la única verdadera porque es el único credo que llama a Dios Padre. Para panteístas o para musulmanes, llamar padre a Dios es una blasfemia.

Eulogio López

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