¿Una empresa ahogada por la deuda debe endeudarse más? Esa es la pregunta a responder tras la emisión de bonos convertibles decretada por el presidente de Sacyr, Luis del Rivero.

¿Por qué lo ha hecho? Pues, naturalmente, porque siente su cargo en peligro dado que Demetrio Carceller, con Satocan como aliado y bajo la sonriente mirada de Juan Abelló y la equidistancia de José Manuel Loureda.

Todo ello ha sido posible gracias al acuerdo de una Junta General de Accionistas ¡de 2006!, que, como ocurre en muchas asambleas de propietarios, dejan abierta la posibilidad de ampliar capital por todas las vías posibles, posibilidad que sólo se ejecuta... cuando corresponde.

Con Sacyr hemos entrado en el proceso de lucha entre el interés individual y el bien común, que también tiene su lectura intraempresarial. En este caso, el interés particular de Luis del Rivero por mantenerse en la Presidencia ha primado sobre el interés conjunto de la empresa, que no sólo es interés de sus accionistas sino también el de sus trabajadores, el de sus clientes y el de la sociedad entera.

Eulogio López

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