La familia Polanco pone cerco a Juan Luis Cebrián y exige un relevo generacional. Cebrián achaca a Polanquín los problemas de Sogecable. En Planeta, Carlotti exige a Lara la vicepresidencia de A-3 TV. El editor ha respondido negativamente. El contrato del consejero delegado vence en diciembre aunque tiene prórroga hasta junio del 2007

Los dos grandes grupos editoriales españoles, Prisa y Planeta atraviesan un momento de divisiones internas, más acentuadas en la casa de Jesús Polanco que en la de José Manuel Lara.

En Prisa-Sogecable el principal problema es el de siempre: donde no hay harina todo es mohína. Ni Cuatro, ni el monopolio de la televisión de pago (Digital Plus) han cumplido sus expectativas. La Cuatro no sólo no ha conseguido la influencia política buscada sino que, además, ha sido la gran perdedora en el acuerdo sobre el Mundial 2006. Por su parte, Digital Plus se ve obligada a mantener un elevadísimo nivel de apalancamiento para mantener el número de abonados. El mercado televisivo está cada vez más caro y la competencia de nuevos soportes tecnológicos, como la fibra óptica o el ADSL obligan a pagar cada vez más por películas, series de televisión y otros formatos. El mercado bursátil lo sabe y Sogecable arrastra un balance anual muy negativo en su cotización, por si fuera poco, la gran arma del cable, que siempre ha sido la retransmisión de la liga de fútbol se encuentra ahora con la competencia de Mediapro y La Sexta. Como ya hemos informado en Hispanidad, Jaume Roures, el líder de Mediapro y segundo accionista de La Sexta, representante de la progresía catalana se ha rebelado contra Don Jesús Polanco y le disputa el control de los derechos de retransmisión del fútbol.

Por si todo ello fuera poco, la COPE continúa amenazando la primacía radiofónica de la SER y El País sufre el avance inexorable de la prensa gratuita, por decir algo. El diario de información general más leído en España ya no es El País, sino el gratuito Veinte Minutos, pero es que, además, Recoletos anuncia que su Qué! también ha superado en número de lectores al diario de Miguel Yuste.

Y todo ello sería superable si no fuera porque la sucesión de Polanco ya está en marcha. No olvidemos que el primer editor de El País se ha casado dos veces, y separado otras tantas, pero continúa siendo un hombre muy familiar. Así, quiere hacer una sucesión ordenada y que sean sus hijos, preferentemente Isabel (pendiente de sus problemas de salud), Manuel e Ignacio quienes vayan copando todo el poder, así como sus sobrinos Javier Díez Polanco y Jaime Polanco. A éste último ya le ha perdonado, tras su desastrosa aventura iberoamericana. Pues bien, los cinco Polancos se llevan fatal con el Consejero Delegado del grupo Juan Luís Cebrián Echarri, el hombre que ha marcado la impronta ideológica de El País desde su nacimiento.

De hecho, ideológicamente nada se ha movido en el grupo desde su creación, en 1976. El tanque de ideas de todo el conglomerado, el diario El País, ha sido dirigido por cebrianistas, en una serie de sucesiones realizadas por cooptación Hasta la llegada del actual director, Javier Moreno, a quien Juan Luis Cebrián no soporta, pero que cuenta con todo el apoyo de Manuel e Ignacio Polanco, nuevos consejeros de Sogecable.

Las diferencias aún son más grandes con Javier Díez Polanco. El conocido como Polanquín nunca ha aceptado las indicaciones de Cebrián en la división audiovisual. A cambio, Cebrián le acusa del excesivo endeudamiento televisivo y Polanquín le responde que fue Cebrián quien fracasó a la hora de negociar la crucial retransmisión del mundial Alemania 2006. Y tiene toda la razón. En pocas palabras, Cebrián se apoyó en la vicepresidenta primera Teresa Fernández de la Vega, pero José Manuel Contreras, mandamás de La Sexta utilizó los servicios de su asesorado Zapatero. Al final el que se llevó al gato al agua fue La Sexta.

Conclusión: Hasta ahora estaba claro que los cinco polanquines respetarían la figura de Juan Luis Cebrián hasta que su padre-tío se retire. Dicho de otra forma, Jesús Polanco y Janli Cebrián se retirarían al mismo tiempo. Ahora el asunto no parece estar tan claro. Buena prueba de ello, es que Cebrián cada vez dedica más tiempo a sus actividades como espada del Nuevo Orden Mundial (NOM). Por ejemplo, le encanta participar en las actividades del Club Bilderberg.

Y, por cierto, si Jesús Polanco no lograra hacer su sucesión familiar, no le cedería el grupo a ninguno de sus socios tradicionales, ni a ninguno de los ejecutivos. Porque si vienen mal dadas, hay otra alternativa: que Prisa-Sogecable acabara en manos del mexicano Carlos Slim; puente de contacto, Felipe González.

La cuestión de Planeta es más sencilla, el gran soporte del grupo es A-3 TV, muy por delante de Onda Cero y La Razón. Se supone que Planeta es al PP lo que Prisa al PSOE, pero el asunto no está tan claro, en el PP afirma que Lara no les apoya como los medios de Polanco y Tele 5 apoyan al Gobierno Zapatero, con todo descaro. Incluso se quejan de que los informativos de A-3 TV tienen más querencia a la información de sucesos que a la información política. Vamos, que la detención de Julián Muñoz les interesa más que la Guerra del Líbano y las tensiones diplomáticas entre España e Israel. En A-3 TV lo reconocen, al tiempo que recuerdan a Mariano Rajoy que gracias a esa información de sucesos, son líderes de audiencia.

Claro que el problema interno de Lara es otro, y se llama Maurizio Carlotti. Al Consejero Delegado de A-3 TV le vence su contrato en diciembre del presente año, prorrogable automáticamente hasta junio de 2007. No olvidemos que Don Maurizio es italiano, así que entre dinero y gloria se ha decidido por ambos a la vez: quiere cobrar más, pero también quiere ser vicepresidente de la compañía. Durante los escarceos previos, Lara le ha respondido que sí a lo primero y no a lo segundo.

En cualquier caso, el gran problema de Lara no es interno sino su ubicación política, más que nada porque mantiene una postura bastante ubicua entre el nacionalismo catalán en Barcelona y el PP en el resto de España. Una posición que resulta difícil hasta para Planeta.