Sr. Director:
Si la Academia Norteamericana de Pediatría recomienda que los niños menores de 2 años no vean TV en absoluto,  James Flynn, de la universidad neozelandesa de Otago, afirma que el coeficiente intelectual de los adolescentes británicos es menor que hace 30 años gracias a los videojuegos, la televisión e Internet y añade que la comunicación basada en mensajes de texto y e-mail produce una reducción temporal de la capacidad intelectual.

 

También, Norberto  González decano de comunicación de la universidad de la Santa Cruz, en Roma, alega que los contenidos violentos de la TV promueven violencia real. Al respecto, citó los 17 homicidios, entre 1993-4, que provocó la película Natural Born Killer, de Oliver Stone.

Basándose en las horas diarias, siempre excesivas, que nuestros niños pasan frente al televisor, concluye que este electrodoméstico ha multiplicado el desorden de déficit de atención, desde los 150 mil casos de menores diagnosticados en 1970, hasta los 6 millones en 2000. Por no hablar del nefasto papel de las webs pornográficas que potencian los desordenes afectivos y las psicosis, sobre todo en los jóvenes, por una dejación vergonzosa de los padres, y perjudican la vida sexual de los matrimonios.

¿Nuevas tecnologías? Sí, pero controladas.

Ana Coronado