Sr. Director:
Algunos no quieren asumir el estrepitoso fracaso de los modelos educativos que han impuesto desde hace tres décadas los gobiernos socialistas amparados en postulados nacionalistas.

Para rectificar es necesario promover la libertad de iniciativa y la libertad de los padres para elegir centro escolar, consagradas ambas en la Constitución. Es la libertad lo que está en juego en el fondo del debate de esta reforma. El nacionalismo catalán la teme porque ha hecho de su política lingüística un arma ideológica, y la izquierda la rechaza porque con ella pierde el control de un sistema educativo que ha utilizado como palanca para adoctrinar a la sociedad.

Parece mentira que cuando acabamos de celebrar 34 años de la Constitución, todavía se tenga que debatir la libertad como premisa indivisible de la democracia.

Jesús Martínez Madrid