El señor Sócrates, nuevo primer ministro portugués se ha apresurado a ampliar el aborto en Portugal. Con las mentiras de siempre (peligro para la vida de la madre, etc.), con la premura de siempre... e incuso en contra de una consulta popular. Es igual.

Ahora bien, en Portugal, los defensores de la vida han incurrido en el mismo error que en otras latitudes: no se puede decir siempre no, hay que ofrecer una alternativa... incluso al crimen del aborto. Y la alternativa es dejarle sin argumentos al Imperio de la Muerte: la única alternativa es que la maternidad pase a ser financiada por la Seguridad Social, no porque sea una enfermedad, sino porque es la mayor aportación social y económica que la mujer y las parejas hacen a una sociedad con un sólo problema económico : una población envejecida.

Por tanto, la conjunción legal del futuro es: prohibir el aborto en todas sus formas y al mismo tiempo asegurar a la embarazada manutención, residencia y ayuda social (búsqueda de empleo, etc.) para llevar a cabo su embarazo. Y si finalmente no quiere al aniño, darlo en adopción. En otras palabras, comenzar a considerar la maternidad como algo similar a las pensiones de jubilación, la educación o la sanidad: una aportación clave para la cosa pública que merece su contra-prestación pública. Y en esta línea, el salario maternal es el concepto a desarrollar. Para mujeres trabajadoras y no trabajadoras.

Pero el aborto es el gran asesinato de hoy. Hay que acabar con ello, de raíz.

Naturalmente, el error de los provida, que defienden a los más débiles, no justifica al señor Sócrates. Pero hay que hablar en positivo.

Eulogio López