Un guardia civil cobra 1.600 euros al mes, 12.000 euros anuales menos que las policías autonómicas

 

Ellos mismos deben pagarse chalecos antibalas ante la falta de presupuesto. El sentido de servicio al ciudadano es lo único que salva la situación.

El presupuesto de personal de la Guardia Civil para 2011 ha caído un 3%, mientras que las asignaciones previstas para las policías autonómicas se han mantenido. Así lo afirma el Círculo de Ahumada de Amigos de la Guardia Civil. En números redondos, los efectivos de la Benemérita pueden recibir de media unos 12.000 euros menos que los cuerpos de seguridad autonómicos, y ante esta situación, en muchos casos deben sufragarse necesidades para el servicio con su propio sueldo (como chalecos, etc).

Así se comprenden muchas de las situaciones que han ido sucediéndose en las últimas semanas, como la tremenda pitada que recibió el ministro de Interior, Pérez Rubalcaba, en la Escuela de Guardias Jóvenes de Valdemoro y la consecuente desaparición de imágenes de los miembros de la Benemérita en la televisión pública durante el desfile de las Fuerzas Armadas (por cierto, junto con los legionarios, el cuerpo más aplaudido a su paso por la Castellana).

Como se denuncia desde el Círculo de Ahumada, lo único que hace que la Guardia Civil siga funcionando es el carácter disciplinado y militar del Instituto Armado. El sentido del servicio al ciudadano imbricado en cada guardia es lo que hace que muchos de ellos sigan realizando su trabajo de forma eficaz pese al pago que les dan los políticos.  

Sin embargo, la situación dentro del Cuerpo cada vez está más caldeada. A las razones expuestas anteriormente, se une el cada día mayor problema entre la Guardia Civil y la policía gibraltareña. De esta manera, ante las muestras de dejadez y la postura de cesión por parte de la diplomacia española, los gibraltareños van tomando fuerza y sometiendo a la Benemérita a vejaciones, encontronazos y amenazas.

La llegada de la nueva ministra de Asuntos Exteriores puede ser una oportunidad para que, de una vez por todas, la diplomacia española se ponga en su lugar y deje de acomplejarse, como sucedió en verano ante los conflictos con Marruecos.

Juan María Piñero

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