La gran apuesta del Gobierno, los fondos de dependencia, se ha quedado en la mitad de la mitad. El Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se comprometió en el Congreso de Familias Numerosas a destinar 1.000 millones de euros adicionales a fondos de dependencia. Es decir: residencias de ancianos, programas de atención domiciliaria, etc. En un país como España con más de 8 millones de pensionistas y con una pirámide poblacional invertida, eso es importante.

Pues bien, resulta que de 1.000 millones, nada de nada. Este gobierno está dispuesto a cambiar el mundo siempre que salga barato. Así que la promesa electoral fue recortada a 50 millones de euros. Poca chicha para tan grave problema. En todo caso, sería esperable que los fondos se repartieran de manera equitativa y objetiva entre las CCAA. Pero según revela el semanario Alba, el intersectorial celebrada el 29 de abril resultó un tanto esperpéntico.

A pregunta de la consejera de Bienestar Social canaria sobre los criterios de reparto entre las CCAA, el Gobierno responde a los responsables autonómicos que vayan enviando sus propuestas y que se primarán los proyectos que resulten más creativos. Cuestión de talante.

El caso es que un día antes hubo una reunión de los responsables autonómicos socialistas preparatoria de la intersectorial. Desde el ministerio cometieron el error de enviar la convocatoria por fax también a alguna comunidad popular, que obviamente conservan el documento enmarcado. Y estos responsables autonómicos populares sospechan que la falta de objetividad en los criterios de reparto hará que los fondos vayan a ser repartidos entre Aragón y Cataluña. Al tiempo.