España es el país con más paro de la Unión Europea. En compensación somos el país que menos crece de Europa, pero nadie debe alarmarse: ha dicho el presidente del Gobierno que tanto Japón como España son dos países de éxito y que sus economías se parecen mucho.

Lo cual es muy cierto: el PIB japonés crece y el paro disminuye. Una mera inversión en los términos, en época de pensamiento bastante invertido, tampoco es para tanto, señor mío. España es igual a Japón sólo que al revés.

En estas circunstancias, cualquier presidente del Gobierno se plantearía seriamente su dimisión o, al menos, por vergüenza torera, optaría por un mensaje de perfil bajo, que es como los comunicólogos aseguran que hay que comportarse cuando uno se esconde en su despacho y se relaciona con la sociedad a través de comunicados y con formatos parlamentarios rígidos, no vaya a ser que el señor presidente salga malparado.

En el entretanto, se trata de salvar el puesto, el cargo, no arreglar la economía. A pesar de las cifras de paro conocidas el jueves por la mañana, así como la disparidad entre la recuperación europea y la recesión española, ZP conseguirá los votos para aprobar los presupuestos de 2011 y que sólo las urnas, y la Guardia Civil, le sacarán de Moncloa. Seamos sensatos: si abandona la Presidencia del Gobierno, ¿a qué se iba a dedicar?

El único problema es el sustituto, es decir, Mariano Rajoy. Todavía no sabemos lo que propone para salir de la crisis. Por decirlo de otra forma, el principal problema de España es su presidente del Gobierno; el segundo, es el jefe de la oposición.

Eulogio López

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