Sr. Director:

Dicen de Lucía, la vidente de Fátima, que sus últimos años los dedicó a llorar. El mensaje de la Virgen como madre preocupada, invitando a la conversión y repetido en los cinco continentes, no ha sido acogido. Afirman que el amor no existe, sólo sus pruebas. Como en cada Semana Santa, Cristo se nos muestra clavado en la Cruz y nos reclama ese amor que se prueba acatando sus Mandamientos. Pero la televisión, ese medio que forma hoy las mentes y los corazones, hace de Dios el gran ausente.

Los creyentes y toda referencia cristiana son excluidas de la programación, mientras que el desorden sexual ha tomado la bastilla de las cadenas públicas y privadas.

Eva María Catalán

evan@auna.com