Sr. Director:
Con motivo de la casi inadvertida muerte de la duquesa de Alba, uno de los tópicos que se nos ha repetido desde las más altas instancias (incluido el señor alcalde hispalense), ha sido que, pese a tratarse de una mujer que nació en Madrid, fue sin duda una sevillana de vocación, que eligió Sevilla como la  tierra para vivir y para morir.

Pero ha debido de deslizarse algún error respecto al lugar donde vivió; porque parece que los herederos de doña Cayetana pagarán el Impuesto sobre Sucesiones según las normas vigentes en la Comunidad de Madrid, y no en Andalucía, como sería lo preceptivo si la duquesa hubiera residido habitualmente en Sevilla. 

Aunque también es cierto que los herederos de la duquesa se pierden con ello el privilegio que gozamos los andaluces de tener una de las tarifas más altas en este impuesto, justo lo contrario de lo que les sucede a quienes tributan en Madrid.

Miguel Ángel Loma Pérez