Informábamos el pasado miércoles 6 sobre la campaña francesa para vender a toda Europa su nuevo reactor nuclear, el EPR. La autoridad nuclear francesa, Framatome ANP, y su brazo armado de empresarios, el monopolio estatal eléctrico EDF, pretende vender a sus socios europeos cerca de 90 reactores nucleares, y no les preocupa mucho que en España exista una moratoria nuclear decretada por el Gobierno hermano del actual Ejecutiv el de Felipe González. Zapatero es un hombre de diálogo y seguramente se le puede hacer cambiar de opinión.

Pues bien, la presión francesa empieza a dar resultados. Así, la eléctrica Iberdrola ha sido la primera en manifestarse dispuesta a participar en el proyecto EPR, que es, en verdad, más europeo que proyecto, dado que se trata de una patente francesa, con escasa participación de la alemana Siemens, y donde el resto de los países de la Unión juegan el papel de clientes.

Por lo demás, el EPR no representa un salto tecnológico: simplemente es un poco más potente que los reactores en funcionamiento y, eso sí, produce energía más barata. Además, el EPR de nuestros amigos franceses no fastidian para nada a Kioto: la energía nuclear (la de ahora y la del EPR) no genera gases de efecto invernadero, sólo genera residuos.