Sr. Director:
Hay que ver la que han montado muchos medios de comunicación la semana pasada con motivo del nuevo libro del Papa sobre la infancia de Jesús: "El buey y la mula en el paro", "El Papa desmonta el Belén", "Nos han quitado la mula y el buey", "La mula y el buey, desahuciados del Belén", "El buey y la mula impostores en el Belén",
"el buey y la mula no dicen ni "mú", etc.

A buen seguro que tales periodistas no se han leído el libro, como por desgracia suele pasar a menudo, en que antes de publicar algo no se documentan sobre la veracidad de lo que dicen. Tales animales no se mencionan en los Evangelios. Su inclusión en los belenes tradicionales es eso, fruto de la tradición. Parece ser que fue San Francisco de Asís el primero que hizo un Belén, y en él colocó al niño en un pesebre con tales animales alrededor. También suele haber un río, que no existió tampoco en la ciudad de Belén de hace unos 2.012 años -aunque parece que Dionisio "el exiguo" se equivocó y hay un desfase de unos 4 a 7 años, pero ésa es otra cuestión-.

Tampoco los Evangelios hablan de los tres Reyes Magos. Parece que ni eran tres, ni eran reyes. El Evangelio de Mateo -el único que se refiere al episodio- habla simplemente de magos, sin decir nombres. Lo que sí se dice es que ofrecieron oro, incienso y mirra, y de ahí que se haya dicho que eran tres.

Hay que ser serios, ir al grano, leerse el libro, y no quedarse en lo trivial, buscando titulares para vender. Ni importa nada si había animales en la gruta del Nacimiento de Jesús, ni si los que fueron a adorar al Niño eran o no reyes. Sí, que reconocieron la divinidad del recién nacido y se postraron ante Él, adorándole.

Fernando Ferrín Calamita