Sr. Director:

Escucho, sin gran sorpresa, la lamentable separación de los duques de Lugo. Digo lamentable, porque en toda ruptura matrimonial -temporal o definitiva- supone el fracaso de un proyecto común, se mire como se mire.

Pero lo que no deja de sorprenderme es como se nos está dando la noticia desde ayer en los medios de comunicación. Todos dan por hecho que esta ruptura termina en divorcio y yo me pregunto: "¿acaso no se casaron libremente bajo las normas del derecho de la Iglesia?". Lo digo -y todos lo saben aunque lo callen- porque el matrimonio canónico es indisoluble, es una de sus notas esenciales; la indisolubilidad. Es decir, que si Dª Elena y su esposo, como creyentes, optaron por casarse en la Iglesia y no en el juzgado, lo fue fruto de unas convicciones y por lo tanto, en base a ellas, tras esta ruptura, separación o como se le quiera llamar, no puede venir el divorcio.

Libres son si duda alguna de divorciarse ante las autoridades civiles, pero si son consecuentes y coherentes con sus actos, con sus creencias, no deberán presentar demanda alguna de divorcio y, en su caso, decir por qué, teniendo así una increíble oportunidad de dar un ejemplo impagable en toda España. Demostrar que en lo que uno cree, ha de serlo no sólo cuando no existen conflictos internos, sino precisamente cuando estos acontecen, es entonces cuando se demuestra de verdad la coherencia de uno mismo con sus propios valores.

En estos años que nos ha tocado vivir en donde todo se relativiza, ejemplos como el que nos pueden dar la Infanta serían impagables, demostrando que por encima de convencionalismos temporales, existen cuestiones que están por encima de tales.

Otrosí. En el mismo sentido, ¿cómo hemos de entender la iniciativa del PSOE que se nos va fuera de España para buscar "cabezas ilustradas"? ¿Acaso ello responde a que en España no existen personas iguales o más cualificadas que tales para hacer el programa de su partido? ¿Dónde queda la defensa de los intelectuales españoles? ¿No existe ni un solo intelectual español capaz de ilustrar su programa? ¿Tan poca fe tienen en nosotros mismos? Otro gran ejemplo de incoherencia.

Rafa Llorente

llorente@llorenteasociados.com