Se llaman fondos de capital riesgo, pero lo cierto es que son fondos especulativos. Por capital riesgo siempre se entendió a entidades que, generalmente con dinero propio, no apalancado, compraban no más del 49% de una compañía. Así apoyaban al accionista de referente, al emprendedor o empresario, a sacar adelante su proyecto y luego vendían con la correspondiente plusvalía. De hecho, nunca compraban la mayoría porque se entendía que la gestión correspondía al empresario, que era, además, quien entendía del sector.

Ahora bien, lo que hoy se está llamando operaciones de capital-riesgo es otra cosa bien distinta. Se trata de fondos que aprovechan la histórica temporada de precios bajos para comprar la mayoría (¡Ojo, la mayoría!) de la empresa, de forma apalancada, con deuda, lo que imprime mayor presión a su actividad, con el objetivo de obtener una ganancia a corto plazo, en un periodo de entre 3 y 4 años. Esa plusvalía se consigue, o bien desmembrando la empresa y vendiéndola por trozos, o bien manteniéndola unida pero utilizando la mayoría de control para reducir costes, generalmente reduciendo plantilla, y venderlo a un tercero.

Pues bien, estos fondos, lo que en Hispanidad hemos llamado Operaciones CVC, por ser esta entidad la más activa, miran ahora hacia dos objetivos: NH Hoteles e Indra. Hasta ahora, esos fondos han comprado o están intentando comprar supermercados El Árbol, Cortefiel, AUNA, ONO, Repsol Butano... Cabe la posibilidad de que disponga de expertos en todos esos sectores, pero hay quien lo pone en duda.

En Alemania, un país con un fuerte tejido industrial, se ha abierto un debate nacional, pues son muchos los que consideran que estos fondos no hacen sino destruir empresas y puestos de trabajo. Al igual que a los fondos de pensiones norteamericanos, entidades con un objeto social mucho más digno, se les imponían límites a la compra de empresas, los alemanes analizan la posibilidad de limitar la actividad de este tipo de entidades.