Nací en 1960. Pertenezco a una generación de paro pero también de abundancia de medios y alto nivel de vida, al menos en España. Hemos enseñado a nuestros hijos a vivir en esa abundancia: todo era poco para ellos. Eso es lo malo, que a nuestros escasos hijos les hemos enseñado a vivir como reyes y ellos están haciendo lo propios con nuestros escasos nietos.

¿Y qué va a pasar cuando lleguen las vacas flacas Sí, más flacas que las actuales. No lo sé pero creo que ni nuestros hijos ni nuestros nietos están preparados. Claro que se adaptarán, pero les va a costar mucho sacrificio.

Por lo general, los economistas suelen expresar este pensamiento de la siguiente guisa: es la primera generación cuyos hijos viven peor que los padres. No, no lo es, la historia de la humanidad es muy larga, una sucesión de simas y cimas según el uso que el hombre, cada hombre, haya hecho de su libertad.

Pero sí es cierto que el comunismo ha tenido por hijo póstumo un Estado y un sector público más grande, elefantiásico, cuyo carácter ineludible ha calado en las meninges. Todo tiene que hacerlo la propiedad pública sin entender que toda propiedad pública es un robo a la única propiedad que debería existir: la propiedad privada convenientemente repartida. El Estado, cuanto más pequeño mejor, porque el Estado no es malo por ser público sino por ser grande. Demasiado grande y todo lo grande resulta injusto e ingobernable.

Cada vez que oigo hablar de que la Sanidad o la Educación, son de todos noto que el socialismo leninista no ha desaparecido y el viejo engaño de mi propiedad secuestrada por Hacienda por el comité central del PCUS me pregunto cómo es posible que una patraña tan vieja tenga tanta fuerza de no verdad. Pregunten, no sólo en Izquierda Unida y en Podemos, sino también en el PSOE.

Y al capitalismo le ha salido otro hijo-monstruo: la propiedad financiera, que es fiduciaria y, con ella, la especulación financiera, que no trabaja para el bien común sino para uno mismo… y en círculo.

Con la crisis hemos adoptado a ambos monstruitos. Que no nos toquen con recortes el Estado del Bienestar aunque esto nos esté conduciendo a la miseria y a la abulia social, con espíritu de funcionarios. Al tiempo, que no toquen lo que llamamos nuestros ahorros, que invertimos en los peligrosos mercados financieros en los que pretendemos, pobres ingenuos, rentabilidad sin riesgo de pérdidas.

Cuando escribo esto siempre hay alguien que me responde. ¿Y si no hay que invertir en Bolsa porque la bolsa es especulación, cómo rentabilizamos nuestros ahorros Se me ocurren tres respuestas. Si le sobra dinero déselo a la Iglesia o a los pobres. O a una ONG, aunque mucho cuidado en este punto. O déselo a sus hijos o conviértase en emprendedor, cree riqueza. Pero no invierta en bolsa, se lo ruego.

No, no hemos salido de la crisis. Aún creemos en las dos tontunas del progresismo: que lo público es de todos, cuando es del Gobierno, y que la especulación financiera crea riqueza. Lo único que hace es dinero para unos pocos a costa de otros muchos. Y en seis años de crisis estos dos fantasmas continúan tan activos como antes de la caída del muro (1989) y tan preocupantes como antes de la caída de las 'subprime' (2007).

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com