• Y lo referente a autopistas, la ENA-2, podría ni llegar a nacer.
  • Lo dice Rafael Catalá, secretario de Estado de Infraestructuras, el número dos de Pastor, y ha dejado patitieso al personal.
  • Las uvas están verdes, dijo la zorra: el Estado no necesita los ingresos de AENA.
  • Pero si se privatiza, el modelo sería el británico.
  • Y sobre ENA-2 tampoco hay decisión. Aunque lo más probable, por presión de la banca, será que sí, que se cree.

Menuda la ha armado el secretario de Estado de Infraestructuras, Rafael Catalá (en la imagen), durante un almuerzo con periodistas de APIE, celebrado el martes en Madrid. Viva muestra, por otra parte, de los bandazos que está dando la ministra de Fomento, Ana Pastor, presionada por todos los ángulos.

Lo más llamativo, a estas alturas -dos años de espera con todos los números hechos-, es que Catalá asegure que no se privatiza AENA.

Bueno, que no se sabe si sí o si no, pero que el Estado no necesita los ingreso que obtendría de la privatización. Las uvas están verdes, dijo la zorra. Y que, en cualquier caso, aunque el modelo ya estaba elegido -el británico- no tenían ninguna prisa: "Podría no privatizarse", concluyó, mientras a los periodistas presentes se les ponían las orejas tiesas.

Ya hemos advertido en Hispanidad que el director de la Oficina Económica, Álvaro Nadal, se niega a la privatización y que, para ser exactos, no le agrada que José Manuel Vargas -que no es de los nuestros- se quede con el santo y la limosna de una AENA privatizada.

Y luego está lo de la Empresa Nacional de Autopistas 2 (ENA-2) es decir, la nueva empresas que absorbería a las autopistas radiales -y levantinas- quebradas. La ministra Ana Pastor tenía muy claro que si concesionarias, constructoras y bancos no aceptaban sus condiciones -poco o ningún dinero público- iría a la liquidación. No la aceptaron y optó por el camino más barato para los españoles: al juzgado. De inmediato la patronal Seopan aseguró que era más caro liquidar que sanear. Lo cierto es que Catalá prefiere no hablar aunque sabe perfectamente que, para el ciudadano, lo más barato es liquidar. No lo es para bancos y constructoras. Por eso, la banca presiona y por eso Luis de Guindos y Cristóbal Montoro presionan a Pastor, al parecer con éxito.

Digo yo que el Gobierno Rajoy debería seguir la senda marcada, no modificar el camino cada tres meses.

Pablo Ferrer

pablo@hispanidad.com