En total han sido 500 los ataques recibidos por el PP catalán. Durante la guerra de Iraq se atacaron sus sedes; ahora se ataca a sus líderes. Sin embargo, nunca se ha producido un mínimo gesto de solidaridad por parte del resto de fuerzas políticas. Un gesto democrático exigible moralmente, pero también institucionalmente, según lo acordado en el Parlament en el 2000.

Lo llamativo del caso es que como siempre, unos sacuden el árbol y otros recogen las nueces. Si los políticos catalanes afirman que quien siembra vientos recoge tempestades, el acoso continúa. Sin embargo, en el mismo momento en que Maragall afirmó que se iba a perseguir a los agresores y que estos comportamientos no eran tolerables en democracia, la fiesta terminó. También el gobierno central manifestó su absoluto rechazo frontal a estos altercados. Ahora, los violentos, azuzados por los medios catalanistas y la cadena SER, dirigen sus iras contra Ciudadanos de Catalunya. ¿Quién es el autor intelectual de los ataques?

Más. El PSC ha estado relativamente cómodo en el aislamiento político del PP consagrado en el Pacto del Tinell. Pero su directiva se ha dado cuenta que el paso a la agresión física no es buena. A la gente no le gusta y genera solidaridad con las víctimas. Así que el árbitro ha tocado el silbato anunciando el final de la fiesta. O quizás, señalando a la siguiente víctima. Eso es democracia.

A pesar de todo, la vicepresidenta sigue insistiendo en que no es razonable implicar a la opinión pública en que los ataques han sido auspiciados desde algún ámbito político. No es verdad y además, alienta la crispación, señala De la Vega. Aceptamos pulpo como animal de compañía.