La necesidad acuciante de dinero le obliga a malvender la joya de la corona, acuciado por los March. Encima, la ya anunciada venta de CLECE se topa con problemas de financiación... y los March se impacientan. Tampoco puede vender el 10% de Abertis en año y medio: CVC no está por la labor. Síndrome Luis del Rivero: el apalancamiento puede forzar un cambio en la Presidencia de ACS. Y las espadas están en alto para el consejo del jueves: Pérez se niega a contabilizar las minusvalías de Iberdrola

Si algo no deseaba vender Florentino Pérez era Urbaser, la joya de la corona del grupo ACS, dedicada a la prestación de servicios, sobre todo a municipios. Pero la necesidad tiene cara de hereje: Urbaser está en venta. Por lo bajo, como quien dice, porque la venta de una sociedad de estas características no debe anunciarse hasta haber firmado el contrato. Entre otras cosas porque los clientes son, en su mayoría, entidades públicas que podrían poner muchos problemas a la hora de subrogarse contratos e imponer nuevos condiciones al comprador. Además, vender Urbaser resulta condenadamente dificil: su cliente, prácticamente único, son los municipios que pagan tarde y mal; también los servicios de reciclaje y recogida de basuras, espcialidad de la firma. Pero Florentino necesita dinero.







Y encima la venta de CLECE, empresa próxima a Urbaser, que ya se había dado por vendida, puede resultar un proceso reversible, dado que el capital riesgo no encuentra financiación. CLECE ya se había dado por vendida a Mercapital -la larga mano de Florentino- y a Permira, por 608 milllones de euros. Pero ahora resulta que no han encontrado capital para finaciar la compra. Y conste que CLECE es más vendible que Urbaser en cuanto compañia dedicada al 'facility services'.







Y los March se impacientan. Las familias mallorquinas, principal accionista de ACS da ya por perdida la batalla contra Iberdrola, y sólo busca que los buenos oficios de Rodrigo Rato y de Matías Cortés como mediadores, consigan firma la paz con Iberdrola mediante una fusión de la eléctrica con ACS, fusión a la que, por el momento, se niega Ignacio Galán. El apalancamiento crece y a Florentino le acomete el síndrome Luis del Rivero. Al presidente de Sacyr le echaron Carceller y Abelló como a Pérez le pueden echar los March por la misma razón; exceso de endeudamiento. Si Luis del Rivero hacía imposible la firma de la paz con Repsol, Florentino -creen los March y cada vez más los Albertos- hace imposible la firma de la paz con Iberdrola.







El jueves 15 ACS celebra Consejo de Administración. Las espadas están en alto porque los March consideran que no se está haciendo el esfuerzo necesario para reducir deuda mientras Florentino Pérez asegura que no se pueden malvender activos. Además, tampoco puede enajenar el 10% de Abertis: se niegan sus socios sindicados de CVC y, según el contrato de sindicación firmado, pueden seguir negándose durante otros 20 meses. Y lo que está claro es que el jueves volverá a hablarse de la necesidad de contabilizar las minusvalías de Iberdrola (mas de 1.500 millones de euros) que podría colocar a ACS en números rojos.







En tiempo de tribulación no hacer mudanzas, aconsejaba San Ignacio, pero los March ya tienen un horizonte: que Florentino abandone la Presidencia de ACS en la próxima Junta de accionistas. Por el momento, toca colocar Urbaser. Por cierto, ¿qué queda ya de Dragados?







Con Florentino se da un paso más en la historia industrial reciente de España, una historia de empresarios que siempre trabajan a crédito, y, cuando llega la crisis financiera, todo se viene abajo como un castillo de naipes.







Eulogio López







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