Decíamos ayer la manipulación de la visita de Benedicto XVI a España por parte del Gobierno Zapatero puede calificarse de goebeliana. De asombrosa, pero no sorprendente porque, salvo para los más tontos del lugar, esa manipulación tan burda como ofensiva era lo esperable. Por cierto, muy buena la insistencia de la prensa progre con las palabras que Su Santidad logró intercalar en el verbal con el que le agobió la vicepresidenta primera del Gobierno, Maria Teresa Fernández de la Vega: Estamos en buenas manos, afirmó el Pontífice, y una legión de ingenuos panegiristas del Gobierno se ha apresurado a recalcar la profunda admiración que el Papa siente por Doña Teresa. Tengo para mí que a los vaticanólogos se les escapa la ironía, caritativa pero fría del intelectual Ratzinger. Porque es mucha ingenuidad que el Papa considere las manos de Doña Teresa como las mejores para una sana relación Iglesia- Estado, la ironía de Benedicto XVI es el aspecto más desconocido de este Papa singular, un ejemplo : cuando se presentó la biografía del entonces cardenal Joseph Ratzinger, un periodista mostró su desilusión por el hecho de que el libro no hiciera referencias a posibles amigas o novias del prelado durante su adolescencia. Ratzinger sin inmutarse se justificó con la orden del editor de que el manuscrito tenía que ceñirse a menos de cien páginas. Para mí que es en este capítulo de su personalidad donde conviene insertar el elogio a Doña Teresa. Benedicto XVI tiene setenta y nueve años, santidad y buen humor. Ante una feminista radical y parlanchina que le agobia con el elogiable espíritu de diálogo y el buen talante de Rodríguez Zapatero, la respuesta lógica del Pontífice alemán me la imagino justamente así.

Pero seguimos hablando de presuntos enemigos y hoy toca hablar de presuntos amigos. Esos que hacen bueno el viejo refrán español de: De mis amigos líbreme Dios que con mis enemigos me basto yo. Empecemos con el diario ABC, quintaesencia de la monarquía liberal cristiana y minifaldera, definición que no se ha inventado el abajo firmante, sino Luis María Ansón, entonces director del rotativo. En su edición del lunes 10, ABC titula su portada de la siguiente guisa: El Papa marca un nuevo discurso a los obispos en su relación con el Gobierno. Y por si no había quedado claro añade: El Santo Padre eludió cualquier confrontación con el Ejecutivo en los mensajes de su visita. O sea, por si alguien no lo ha cogido, que el Papa habría reñido a unos obispos demasiado contestones con el Gobierno. En ningún momento se ha recordado las bofetadas que el Pontífice ha sacudido al Gobierno Zapatero tanto en la vigilia de oración del sábado 8 como en la eucaristía del domingo 9, recordando que sólo existe una familia formada por hombre y mujer y abierta a la vida. Pero es que, además el titular del ABC no tiene ni pies ni cabeza. Como dicen los cursis, no se concilia con la carta o con el documento que el Papa ha dejado de regalo a los obispos españoles y en el que queda bien claro que no les pide silencio, sino oratoria; que no les pide discreción, sino coherencia y que no les ofrece relajantes, sino una buena dosis de adrenalina ante las barbaridades del laicismo zapateril. Por si alguien lo duda, la frase más significativa del documento es la siguiente: Seguid proclamando sin desánimo que prescindir de Dios , actuar como si no existiera o relegar la fe al ámbito meramente privado, socava la verdad del hombre e hipoteca el futuro de la cultura y de la sociedad.

¿De dónde se saca el ABC su mensaje? Pues, quizás, de la confusión habitual del periódico de Vocento entre moderación y mediocridad, conceptos que a pesar de comenzar por la misma letra no son sinónimos.

Entre los amigos del Papa también se encuentran las estrellas de la COPE, y especialmente Don Federico Jiménez Losantos. Para este muchacho tan discreto, el encuentro mundial de las familias no es sino materia prima que inmolar en el altar de los sacrificios contra el Gobierno Zapatero. Quiero decir que el mensaje del Papa le importa una higa, al igual que la vida nonata o la familia formada por hombre y mujer. Recordemos como se ensañó Don Federico, cuando la polémica sobre el gaymonio con el psiquiatra Aquilino Polaino cuando este médico tuvo el valor de recordar en el Senado cuál es la doctrina de la Iglesia sobre el homomonio. Para Don Federico, la Iglesia que le paga no es más que un instrumento con dos objetivos: su propia gloria mediática y el regreso del Partido Popular al poder.

Más amigos del Papa: hasta el diario La Razón, al que hay que presumirle la mejor rectitud del intención de la prensa española cuando se trata de informar acerca de la Iglesia nos colocó el pasado domingo, día central de la visita, una contrainformación en forma de entrevista con Pepiño Blanco, el secretario general del PSOE, una entrevista crítica en la que Pepiño se despacho a gusto, acusando a los obispos españoles de trabucaires. Es decir acusando a los prelados justo de aquello que el Pontífice les anima a hacer: a no excluir sus enseñanzas de la vida pública y a exigir coherencia de vida entre lo que se cree y lo que se hace. Y es que La Razón insisto, mucho más próxima a la doctrina de la Iglesia que el ABC- mantiene en sus tripas internas lo que posiblemente sea el mayor lobby gay de toda la prensa española; y, como diría Forges, van como van y pasa lo que pasa.

Pero el mejor amigo del Papa , ha sido, sin duda, el Partido Popular, aunque algún lector hispanoamericano pudiera pensarlo así, el señor calvo y de buen porte que aparecía en tantas pantallas y folletos alrededor de la visita papal no era ningún prelado de paisano, ni el fundador de una orden misionera, ni tan siquiera un renombrado intelectual católico, sino Don Francisco Camps, presidente del Gobierno Valenciano por el PP. Y el hombre barbudo tocado con una visera blancoamarilla, al que tanto enfocaban las cámaras no era el secretario de un dicasterio vaticano, sino Don Mariano Rajoy, presidente del Partido Popular. Y la muy elegantemente vestida, asistente a todos los actos, siempre sonriente, y muy parlanchina no era la heredera de Teresa de Calcuta al frente de las misioneras de la Caridad, sino Doña Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid por el PP y abanderada de políticas tan familiaristas como la legalización de la prostitución y el mayor reparto que se haya hecho en toda Europa, de condones especialmente fabricados para relaciones homo con olor a fresa, menta y chocolate.

No cabe duda: el primer milagro atribuible a este Encuentro Mundial de las Familias ha sido la paulina reconversión de determinados líderes del Partido Popular, conversiones de las que todo el pueblo cristiano espera innumerables frutos en un futuro próximo.

Eulogio López