El nombramiento de Antonio Vázquez por Blesa acelera la fusión Como ya informamos ayer, la aplaudida fusión de Iberia con British Airways supone el matrimonio entre una compañía con beneficios en la última década y con una caja de 2.500 millones de euros con otra compañía en pérdidas y una deuda de 3.000 millones de euros. Gana la segunda. ¿Por qué? Porque es más grande. Pero además porque las prisas de Miguel Blesa le llevaron a fichar a Antonio Vázquez para desbloquear la operación. ¿Objetivo? Un sillón en el consejo.
Varias son las incógnitas de la operación. La primera, ¿qué pasa con la T4? La millonaria inversión de AENA podría convertirse en una terminal subsidiaria de Heathrow. ¿Era eso lo previsto? Segundo: ¿qué pasa con las pérdidas millonarias de los fondos de pensiones de BA? El protocolo de fusión señala que esos fondos deben de salir de la compañía. ¿Cómo se hace eso? ¿Qué cirugía permite segregar un fondo de pensiones de unos trabajadores de la compañía? No se entiende.
Es verdad que lo firmado este jueves es sólo un acuerdo de intenciones, sujeto a que esa cirugía se practique. Pero tras el subidón bursátil parece difícil deshacer la operación. Así que finalmente Iberia tendrá que engullirse el fondo de pensiones a mayor gloria de Antonio Vázquez y Miguel Blesa. Y nos planteamos: Las supuestas ventajas de la fusión ¿no existían ya con el acuerdo de código compartido y de accionariado cruzado?